Desaparecidos
Marcos Pérez Esquer.- La crisis de personas desaparecidas y no localizadas en México ha adquirido niveles de espanto. De 1964 a la fecha se han acumulado alrededor de 265,000 reportes de desaparición de personas, de las cuales, aproximadamente 155,000 han sido localizadas, algunas sanas y salvas, y otras, lamentablemente sin vida. Esto significa que tenemos un registro que suma la espeluznante cantidad de 110,000 personas desaparecidas que siguen sin ser localizadas.
De todas ellas, la inmensa mayoría corresponde a desapariciones ocurridas en los tres sexenios más recientes: con Felipe Calderón se acumularon 26,000 registros, con Peña Nieto, alrededor de 34,000, y en los cinco años que van de López Obrador, se suman otras 42,000 personas desaparecidas.
Recuerdo que, cuando al terminar el sexenio de Felipe Calderón se computaron esas 26,121 personas desaparecidas, aquello fue un escándalo internacional, pero ahora, parece que hemos normalizado el horror de las desapariciones, porque hoy por hoy desaparece una persona cada hora, de hecho, un poco más, entre 25 y 27 personas diariamente. Y nadie se inmuta. Estamos hablando de que, más del 36% de esas personas desaparecidas desde 1964, han desaparecido durante el actual gobierno; mientras que aproximadamente el 23% corresponde al sexenio de Calderón, y 31% al de Peña Nieto. El 10% corresponde a los 7 sexenios anteriores.
Pero como el presidente siempre tiene otros datos, ayer ordenó hacer un nuevo censo porque él considera que esas cifras son muy altas y no quiere que lo anden comparando con Felipe Calderón. Seguramente pronto nos vendrán con que la cantidad es menor, y que el actual gobierno no está tan mal, lo cual será una mentira de antología, porque, lo que el presidente no está tomando en cuenta es que en realidad la cifra que maneja el sistema de búsqueda de personas es bastante conservadora. Lo cierto es que existe una cifra negra constituida por aquellas personas que, habiendo sido desaparecidas, nunca son reportadas como tales. Sabemos que en México la cantidad de delitos no denunciados es enorme, de lo que se colige que la cantidad real de personas desaparecidas es superior a la oficial.
Así lo dicen los grupos de madres buscadoras que, cuando comparan sus propios números con los que tienen las fiscalías estatales, encuentran que la autoridad siempre tiene cifras menores. Así que, en una de esas, y si no hacen trampa para maquillar las cifras, el presidente se llevará la sorpresa de que la cantidad de desaparecidos es mucho mayor a la que se ha estado reportando.
Pero quizá porque supo que vendría una simulación, la Comisionada Nacional de Búsqueda de Personas, Karla Quintana, renunció intempestivamente el jueves pasado. Aunque también se dice que quizá haya obedecido a sus diferencias con los militares. Como sea, a esto se suma el hecho que, en mayo pasado también renunció el titular del Centro Nacional de Identificación Humana, y en septiembre había hecho lo propio el fiscal especial para el caso Ayotzinapa, todo en un contexto en el que el Mecanismo de Protección de Periodistas y Personas Defensoras de Derechos Humanos, nomás no funciona, entre otras cosas, porque la CNDH vota siempre con el gobierno, y no con las víctimas.
Lo anterior revela que el Estado mexicano no está haciendo lo que tiene que hacer, ni en materia de búsqueda de personas, ni en seguridad, ni en combate a la impunidad, y tampoco en cuanto a identificación de personas fallecidas, porque hay que decirlo, la cuestión forense es otra crisis mayúscula. Se han acumulado ya más de 52,000 cadáveres de personas que no se sabe quienes son. Y qué decir del horror de las 165,000 personas asesinadas durante estos 5 años, que ha convertido a este sexenio en el más violento de la historia.
La revisión de todos esto datos cobra relevancia hoy día a partir de la noticia terrible de hace apenas 11 días, por la que nos enteramos de la desaparición de 5 jóvenes en Lagos de Moreno, y después, de la aparición de un video en el que todo indica que los captores los habrían obligado a matarse mutuamente. Formalmente, sin embargo, Diego, Roberto, Uriel, Jaime y Dante, siguen desaparecidos, y el luto y la indignación nacional, vigentes.
Pero estos 5 jóvenes son solo una muestra de la enorme crisis de violencia y de muerte en la que estamos inmersos, y de la que López Obrador no quiere oír. Ante el obituario de su gobierno, ante la necrología de su mandato, él sigue haciéndose el vivo contando chistes. Al resto nos corresponde alzar la voz y exigir resultados.