DESDÉN POR LA ECOLOGÍA
Por Alejandro Díaz.- Supongo que el inquilino de Palacio no tiene mayor interés por la ecología por las decisiones que toma: nunca festejó el Día de la Tierra, no lo mencionó en sus largas mañaneras; no le ha importado aumentar el uso de combustibles fósiles por parte de la CFE y excluir a las generadoras de energías limpias; no le importa arrasar la selva entre Cancún y Tulum, incluso ordenó impugnar la suspensión provisional para que siga como va sin importar los cientos de miles de árboles por derribar en ese tramo y en los que continuaría si logra detener la suspensión judicial.
Con esa actitud antiecológica no es de extrañar que haya cancelado la reunión agendada con el grupo de artistas y ciudadanos comprometidos con la ecología en el Caribe mexicano. Tan sólo porque uno de ellos (Derbez) avisó que por compromisos previos no podría asistir a dicha cita, le canceló a todos. Ningún político, y menos quien debe dirigir al país, puede mostrar una piel tan delgada si no quiere verse como el peor de los conservadores que tanto critica.
¿Por qué desdeña la ecología? Aún si fuera un ignorante total su origen sureño está ligado al saber que el campo y la selva no pueden prosperar en un entorno sin ecología. Quizá desconoce el significado de la palabra, y la desdeña como herramienta neoliberal para golpearlo, pero sí es ciencia, una que si los gobiernos siguen ignorando va a deteriorar la vida sobre la tierra.
La ecología es ciencia seria, rama de la biología que estudia las relaciones e interacciones entre todos los seres vivos que existen en un mismo ámbito, incluyendo éste. También, las amenazas que ese entorno (o ambiente) enfrenta y pueden llegar a afectarlo. Ya sufren muchos países los efectos del Cambio Climático, en especial en las zonas costeras. Lluvias atípicas por escasas o por exceso, altas temperaturas y fuertes vientos.
En el caso particular del Tren Maya, los primeros tramos no afectaron el entorno mayormente porque se siguió el recorrido más o menos sobre las vías existentes. Pero en el tramo de Cancún a Tulum, paralelo a la costa del Caribe mexicano, arrasó ya miles de áreas arboladas y puso en peligro su sistema de cenotes y ríos subterráneos. Quienes deforestaron esos tramos ya se encontraron con dificultades no previstas como entradas a cuevas y la poca capacidad del terreno para soportar estructuras sin dañar fatalmente el sistema mencionado.
El subsuelo de toda la península de Yucatán es muy distinto al del resto del país. Es lo que se llama terreno kárstico, piedra caliza que no permite la existencia de ríos superficiales pues el agua permea al subsuelo y forma ríos subterráneos. Los cenotes se forman al caer parte del suelo kárstico que cubre alguno de los ríos, dejándolos al descubierto.
En el extremo oriental de la península el sistema de ríos y cuevas es aún más extenso y frágil. Intentar cruzarlo requiere profundos estudios no sólo un decreto presidencial. Evidentemente para ello se requiere tiempo, y el inquilino de Palacio con sus prisas no lo ha permitido.
El último tramo del Tren Maya, de Chetumal a Escárcega es aún más frágil. cruza una de las selvas vírgenes más importante de México. Ahí está la Reserva de la Biósfera Sian Ka’an con fauna silvestre abundante y una variedad forestal única. No está bien estudiada y seguramente hay numerosos vestigios mayas desconocidos.
Todos, no sólo los habitantes del oriente mexicano, debemos defender las dos áreas amenazadas por las prisas de un falso mesías que busca trascender destruyendo.
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