El Club de las Dictaduras
Marcos Pérez Esquer.- En contra de su estilo personal, el presidente Andrés Manuel López Obrador, decidió hacer una gira internacional. No es algo que suela hacer porque, todo parece indicar que se siente incómodo en presencia de auténticos líderes mundiales. En ese tipo de foros es más probable que se evidencie su falta de estatura, como le ocurrió en la ONU, cuando acudió a presidir el Consejo de Seguridad, y en su discurso, lejos de hablar de seguridad, planteó solo asuntos de desarrollo económico. Para nuestra vergüenza, uno de los embajadores ahí presentes hubo de aclararle que los temas que estaba abordando no eran de la competencia del Consejo de Seguridad, sino del Consejo Económico y Social.
A partir de experiencias como esa, resulta lógico que se sienta incómodo acudiendo a foros internacionales; frente a personajes de auténtico liderazgo mundial, nuestro presidente se inhibe, se empequeñece, se achica.
Por eso -creo yo-, decidió hacer una gira en Centroamérica y el Caribe, porque ahí no se encontrará con los grandotes, con las grandes democracias; y también por eso, regatea su asistencia a la Cumbre de las Américas.
Como sea, de la gira realizada nada realmente positivo puede extraerse, de hecho, es todo lo contrario. Destacaría tres aspectos:
1. Con Guatemala acordó que 25 mil personas de ese país, pudieran afiliarse al IMSS, para gozar (es un decir) de los servicios médicos que esta institución ofrece. Parece un acto de solidaridad, de fraternidad, e incluso de altruismo, pero, lo cierto es que el instituto está en ruinas; para nadie es un secreto que escasean no solo las medicinas sino toda suerte de implementos y enseres indispensables para el desempeño de su función. Sus precarias condiciones no le permiten dar abasto a las y los derechohabientes mexicanos, y ahora resulta que, virtud de este pacto, el IMSS tendrá que compartir sus miserias con extranjeros. Parece que no se ha percatado el presidente de que su famoso INSABI no llegó ni a primera base, y que al desmantelar lo poco que tiene, se incrementa la carga de trabajo del IMSS.
2. Con Cuba acordó contratarle -otra vez- a un grupo de 500 médicos que vengan a complementar al personal médico mexicano. Por donde se le vea, esto es un gravísimo error. Para empezar, en México hay 52 mil médicos titulados desempleados, pero además, ya quedó demostrado, cuando trajeron a 585 médicos cubanos a apoyar en la pandemia, que no sirvieron para maldita cosa, pero eso sí, costaron 255 millones de pesos por tres meses. Esto significa que cada uno costó más de 145 mil pesos mensuales, cuando a un médico mexicano el IMSS le paga 17 mil pesos mensuales en promedio. Para colmo, no sabemos bien a bien, si de verdad son médicos. Se trató en realidad, de un mecanismo opaco de apoyo financiero al gobierno de la isla, porque bien se sabe que el pago lo recibe el gobierno y los médicos reciben sólo entre el 10% y el 25% de lo sufragado. Por esto, el Parlamento Europeo ha considerado que lo que el gobierno cubano hace con sus médicos es una forma de trata de personas y de esclavitud. Y,
3. Con las dictaduras de la región, acordó asumir el rol de alcahuete de sus depravaciones. Sin duda alguna, la asunción del compromiso de arropar a los gorilatos de Nicaragua, Venezuela y Cuba, es lo peor de toda la gira. Increíblemente, estos países tuvieron la capacidad de convertir al presidente mexicano en una suerte de vocero y representante personal. Vaya usted a saber si no es que también frente a estos pelafustanes nuestro presidente se achicó.
El hecho es que, bajo el pretexto de la inclusión, el presidente mexicano le exige al de los Estados Unidos que no deje de invitar a los mandamases de estos tres países a la próxima Cumbre de las Américas a celebrarse del 6 al 10 de junio en Los Ángeles. Y además, amaga con no acudir al evento, si no accede a su petición.
Más allá de qué opinemos respecto de la pertinencia de que los mandatarios de estas tres dictaduras bananeras acudan o no a la citada cumbre, lo importante acá es el mensaje que deja López Obrador. Nuestro presidente, decide colocarse de ese lado, del lado de las tiranías tercermundistas.
Cuando en todo caso deberían preocuparle las personas reprimidas por esos nefastos regímenes, cuando debería ocuparse por los oprimidos, los acallados, los encarcelados y los asesinados por esos crueles gobiernos despóticos, nuestro presidente se ocupa en limpiar los nombres de los autócratas y exigir que se les dispense el trato de demócratas. Ahí es donde López Obrador se siente cómodo, en el club de las dictaduras. Quizá luego proponga una Cumbre de las Tiranías.