EL DESAFÍO ES SALVAR A MÉXICO A PUNTA DE VOTOS
Esther Quintana.- Tengo muy presentes mis clases de Teoría General del Estado en mis años de estudiante de Derecho, ahí conocí a Nicolás Maquiavelo, ahí me enteré de la aportación tan relevante de su pensamiento a la democracia moderna. Su lucidez era extraordinaria, la visión que tenía del poder y de su ejercicio se perpetuaron para siempre en su libro de libros: El príncipe. Que continúa siendo lectura obligada para los amantes del estudio de la filosofía y la teoría política. Su obra fue escrita en 1531, pero se publicó tras su muerte, en 1532. Para Maquiavelo, un príncipe virtuoso era aquel que fuera capaz de gobernar un Estado con habilidad, prudencia y justicia. Hoy día, un buen gobierno se caracteriza por su eficiencia, transparencia, rendición de cuentas, participación ciudadana, respeto por el estado de derecho; esto en conjunto es lo que pinta de cuerpo entero la determinación de utilizar los recursos públicos a favor del desarrollo económico y social de sus gobernados. No tiene vuelta ¿más claridad? Honesto, transparente en el manejo de recursos, comprometido con su comunidad, cumpliendo sus promesas de campaña, centrado en su trabajo, visionario, innovador, abierto a los cambios. Dando respuesta a los problemas y necesidades de la población. Se han hecho estudios para preguntar qué otras cualidades debe tener un buen gobernante. Las personas mayores de 36 años agregaron que fuera: congruente, firme en sus decisiones ante obstáculos y adversidades y NO TEMERLE AL NARCOTRÁFICO. Y los grupos entre 18 y 35 años, que sea leal, empático, cercano a todas las personas, con preparación académica, que sepa desarrollar proyectos incluyentes y NO POPULISTA.
De acuerdo a esto, en el México contemporáneo, los partidos políticos deben de tener la responsabilidad de presentar a sus candidatos, mujeres y hombres, con estas características. A la gente ya no le hace mella la militancia y los méritos partidistas. Demandan ética y preparación de estadistas. Hay una realidad que nos espeta, en los países latinoamericanos, México lo es: la población no se siente representada por sus líderes políticos, tampoco estima que la solventación de sus necesidades sea prioridad para el fulano o la fulana en el puesto de poder. Somos países de “democracias a medias”. México destaca entre los países en los que se pagan más bajos salarios, no así el de los hombres en el poder. Los gobiernos no se ocupan de generar condiciones –como debiera ser– para que la gente viva de acuerdo a su condición humana. Por eso se da esta constante migración a la casa de los vecinos del norte. Aunque los detesten y les den los oficios que sus nacionales no quieren. Es imperativo que quien ocupe la presidencia de la República y las cámaras de Senadores y Diputados en 2024, tengan esto en mente y lo lleven al terreno de la práctica. No más inservibles y sinvergüenzas en el Ejecutivo y el Legislativo. No permitamos que se reedite la política del siglo XX en el XXI, con su carga infausta de populismo, polarización y posverdad. El populismo desgracia cuanto toca, tiene siglos haciendo de las suyas, son toda suerte de prácticas y tiznaderas, que se utilizan para acceder al poder y NUNCA MÁS DEJARLO. La malnacida polarización divide y enfrenta a los mexicanos a favor del crápula al que se denomina Presidente de la República y la posverdad que no es más que la propaganda compuesta de mentiras, de falsedades, de estafas encubiertas, que distorsiona deliberadamente la realidad, manipula creencias y emociones para influir en la opinión pública y convertir en héroes, en semidioses, a verdaderos costales de porquería, a los que de ribete pagamos sueldazos y prestaciones insultantes, mientras millones de mexicanos deambulan en la pobreza, y de remate agradecidos, por la cantidad mensual o bimensual que les entregan, y que nunca ha cambiado la oscuridad de su existencia. Les vale, discúlpeme usted la palabrota, pura fregada, si viven o mueren. La pregunta que siempre me hago y hago: ¿Y hasta cuándo? Hasta que usted y todos los que estamos hasta más allá de la coronilla decidamos lo contrario. Compatriota, ya hagámonos cargo de nuestra responsabilidad. No permita jamás que el Presidente de la República en turno y su gavilla, aprovechando la estancia de mandamás, nos imponga sucesor. México es república, no monarquía absolutista. No permita nunca más que cualquier espécimen sea su presidente, su diputado o su senador. Reeduque a las dirigencias de los partidos políticos, se equivocan demasiado con los zánganos y rateros que muchas veces proponen, y usted paga el pato. Ya asuma su ciudadanía a plenitud. Tiene la oportunidad de hacerlo este 2024, súmese a la sociedad organizada, sea parte de ella, revise con lupa la trayectoria de quienes sean postulados, tiene que haber una reforma constitucional de fondo, para poder deshacerse de pillos e incompetentes, con cárcel, devolución de lo robado y servicio comunitario ineludible. Si usted coadyuva a que lleguen personas honestas y competentes, eso va a obrar a favor suyo. Y entonces y solo entonces, vamos a tener servicios de salud de calidad, educación de excelencia, economía de primer mundo, seguridad nacional, y a cuanto se aspira como ciudadano en un país en el que se pagan impuestos y los gobernantes se esmeran en hacer su trabajo con pulcritud, eficiencia y eficacia. Vote informado, tómese el tiempo de enterarse a quienes va a contratar para que le sirvan, no para que se sirvan.