EL GRAN GANADOR
Por Alejandro Díaz.- Pareciera por las declaraciones de partidos y candidatos que en la elección del domingo 5 todos hubieran ganado. Incluso el mini partido Movimiento Ciudadano (MC) presumió haber avanzado a pesar de no haber obtenido posición alguna en las 6 elecciones. Su dirigente presumió haber obtenido el 7% (en Aguascalientes, en el resto no sobrepasó el 4%), pero no logró ni una posición gubernamental y pocos diputados locales. No tiene nada que presumir.
Siguiendo con los mini partidos, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) logró un gobierno estatal adicional (Quintana Roo), pero lo hizo con sólo el 5.4% de la votación total. Siguiendo una política de alianzas ventajosas, cambió de ser aliado del PAN (2000-2005) a ser del PRI (2006-2018) y finalmente de MORENA, con un avance notorio. Con pragmatismo, sin ideología clara (ni siquiera la Ecología está en sus prioridades), ha sido capaz de avanzar sin destacar, quizá sin convencer. Tampoco puede presumir.
Los partidos de la alianza Va por México (PAN, PRI y PRD) sólo lograron dos triunfos de las seis gobernaturas en contienda. Tampoco pueden jactarse aunque ciertamente probaron que la coalición oficialista no pudo lograr lo que tanto presumía: ganar 6 de las 6 ese domingo. Aunque los partidos en la alianza gobernaban, por separado, todos los estados cuyo gobernador se renovaba, la capacidad de quien en esos momentos conducía cada uno de los estados no logró que su partido retuviera la gubernatura. Fueron excepción dos de los gobernados por el PAN, Aguascalientes y Durango, que los retuvieron para partidos de la alianza, si bien este último cambiará de ser gobernado por el PAN al PRI.
MORENA tampoco tiene nada que presumir. Como se anota arriba no logró “el carro completo”, 6 de 6, ni en coalición. Como si estuviéramos en tiempos del PRI autoritario (que sobrevivió hasta 1997) quería todas las posiciones en disputa. Aunque, junto con sus partidos aliados, PT y PVEM, ahora controlará entre 21 y 22 estados, el desenfado al hablar antes de tiempo de lo que lograría, probó que habla de más. Además, falta ver si Tamaulipas no lo pierde en tribunales porque hay denuncias fundadas de alteraciones a la voluntad popular.
Si ningún partido puede presumir de haber ganado las elecciones del 5 de junio ¿Quien ganó y puede presumirlo? Desgraciadamente el que aumentó fue el abstencionismo, antiguo problema en elecciones que no son para la Presidencia de la República. A pesar de los acarreos partidarios, se siguen dando a pesar de los avances tecnológicos. Ni manejando a los ciudadanos como si fueran ganado, lograron que votara al menos la mitad del padrón. Sólo Tamaulipas alcanza un 53% de participación, los demás estados quedan por debajo del 50%, con el dato que Oaxaca apenas votó el 38%. Aunque en este caso queda la duda si los daños del huracán contribuyeron a la baja votación.
Que la abstención sea la verdadera triunfadora de las pasadas contiendas debe preocupar. La “abrumadora” popularidad del inquilino de Palacio no motivó a votar. Tampoco la actuación de los partidos políticos ni la acción de sus dirigentes y de sus candidatos motivó a la ciudadanía. La legitimidad de quienes quedan electos es muy débil.
Partidos y candidatos están obligados a replantear su actuación. Revisen su forma de impactar a los posibles electores y trabajen la calle. Aunque ayude la tecnología, la política se hace en calles y plazas, sin contacto personal no avanzarán.
Pero también los ciudadanos tenemos obligación de modificar nuestra actitud frente a la política. Si no nos interesamos, estamos comprobando que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen.
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