El PAN a 80 años de su fundación
Por Marcos Pérez Esquer
Por convocatoria de don Manuel Gómez Morin, el Partido Acción Nacional nace en la asamblea constitutiva realizada del 14 al 17 de septiembre de 1939. Así, en estos días, el PAN celebra sus 80 años de vida.
A la formación del PAN acudieron numerosos ciudadanos de diversas latitudes y corrientes políticas y de pensamiento. El PAN tiene muchos afluentes. Llegaron personas que habían participado en la revolución mexicana, personas que querían dar por terminada la etapa destructiva de esa revolución e iniciar la etapa constructiva. Entre estos estaba don Manuel Gómez Morin, y por ello justamente, es que dedicó tantos esfuerzos a la construcción de instituciones, para iniciar la etapa constructiva de la revolución. Quien piense que el PAN nace “contra” la revolución, se equivoca.
Pero también llegaron jóvenes y maestros universitarios que habían luchado con el Rector Manuel Gómez Morin por la autonomía de la Universidad Nacional, como los profesores Rafael Preciado Hernández y Miguel Estada Iturbide, que ahora dan nombre y prestigio a dos de las fundaciones del Partido.
También se acercan personas que habían participado en la campaña electoral de José Vasconcelos en 1929, de la que Gómez Morin había sido tesorero. Hay que anotar que en ese momento, Gómez Morin solo le ayuda a Vasconcelos como tesorero, le recauda fondos y los entrega a la campaña, pero decide no participar más a fondo en esa campaña porque él lo que quiere es formar un partido, no seguir a un caudillo; Gómez Morin quiere una institución, un grupo permanente de personas organizadas para participar en la vida pública, y esto es un punto importante para entender al PAN. Cuando Gómez Morin lo crea, lo hace pensando justamente en evitar caudillismos, lo crea pensando en una institucionalidad democrática.
Todos estos, los vasconcelistas, los revolucionarios, los jóvenes y maestros universitarios, dieron forma a la veta liberal del PAN.
Pero participan también católicos que habían estado en la guerra cristera entre 1926 y 1929, que habiendo dejado las armas, buscaban un vía institucional de participación política. Y llegaron también otros católicos, como don Efraín González Luna, los católicos sociales, y los jóvenes de la UNEC (Unión Nacional de Estudiantes Católicos), los unésicos. De esta última organización surgieron personajes como don Luis Calderón Vega y Don Juan Landerreche Obregón; el profesor constitucionalista Miguel Estrada Iturbide también llegó a participar en esta organización. Más tarde llegaron también los de la ACJM (Asociación Católica de la Juventud Mexicana), los acejotaemeros.
Todos estos dieron cuerpo a la vertiente social-cristiana del PAN.
Desde entonces y hasta el día de hoy, confluyen en Acción Nacional las dos vertientes: la social-cristiana (o conservadora) y la liberal. Hay por lo tanto un debate continuo, una tensión permenente, pero al final ambas vertientes enriquecen el pensamiento y la práctica política del panismo.
Así surge el PAN, no como un partido del gobierno, sino de los ciudadanos, no como un partido confesional o católico, sino de laicos, no como un partido caudillista, sino plural y democrático, no un partido coyuntural, sino un partido con doctrina, con pensamiento político propio.
Desde su fundación, el PAN ha tenido 25 presidentes nacionales, empezando por el propio Manuel Gómez Morin, pasando por José González Torres, Adolfo Christlieb Ibarrola, José Ángel Conchello, Efraín González Morfín, Abel Vicencio Tovar, Pablo Emilio Madero, Luis H. Álvarez, Carlos Castillo Peraza, Felipe Calderón, Luis Felipe Bravo Mena, entre otros, hasta el actual, Marko Cortés.
Ha tenído también 11 candidatos a la presidencia de la República, desde don Efraín González Luna en 1952, quien por cierto fue crucial en la construcción del pensamiento político del partido, pasando por Don Luis H. Álvarez en 1958, así como José González Torres, Efraín González Morfín, Pablo Emilio Madero, Manuel Clouthier “El Maquío”, Diego Fernández de Cevallos, Vicente Fox, Felipe Calderón, Josefina Vázquez Mota y Ricardo Anaya, de los cuales han surgido 2 presidentes de la República: Vicente Fox y Felipe Calderón.
Del PAN también han surgido 47 gobernadores en 21 Estados de la República, y una gran cantidad de senadores, diputados federales y locales, y ayuntamientos. Ha hecho gobiernos municipales en 14 capitales estatales entre otras muchas ciudades y municipios del país.
Hoy por hoy, el PAN gobierna a más de 40 millones de mexicanos desde los gobiernos locales.
Pero vienen enormes retos para Acción Nacional.
Frente a la amenaza del populismo lopezobradorista, el PAN tiene que redoblar su vocación de institucionalidad, de congruencia y de trabajo con los ciudadanos. Tiene que volver a ser referente y escuela de ciudadanía. Tiene que rescatar su vocación opositora y enfrentar cualquier intento de reinstalar en México un régimen autoritario.
Históricamente ha sido una institución útil a México, lo fue como gobierno, lo es en muchos gobiernos locales y en los parlamentos, pero lo es también como oposición.
Porque ser oposición es señalar al gobierno cuando pierde el rumbo, en la intención de que lo enderece; ser oposición es recordar las promesas incumplidas, en aras de que las cumpla; ser oposición es fiscalizar el uso de los dineros públicos, en el ánimo de que se manejen correctamente y se rindan cuentas; ser oposición es representar y dar voz a las minorías; ser oposición es lograr que la gente esté bien informada del acontecer público; ser oposición es ofrecer a las y los ciudadanos una alternativa, una forma distinta y mejor de hacer las cosas. La oposición es indispensable para que el gobierno se ciña a lo que debe hacer, es indispensable para garantizar nuestros derechos y libertades, es indispensable para consolidar la democracia.
Pero además de oposición seria, su reto estriba en ser también opción. No sólo oposición, sino sobre todo, opción.
El PAN sabe cómo hacer las cosas mucho mejor que los que hoy ostentan el poder, lo ha hecho mejor y lo hará mejor en el futuro. Por eso, frente a cada crítica plantea también un propuesta de solución, una mejor opción para las y los mexicanos.
Es oposición, y es opción.
Por eso el reto es grande, ser una oposición a la altura de las circunstancias históricas, y ser la opción que libere a México del autoritarismo y la necedad, y que enderece el rumbo del país. Lo será, no tengo duda. Y en la medida que haga bien esa tarea, recuperará la confianza de la mayoría y desde el gobierno seguirá sirviendo a México todavía más, mucho más.