El PAN, pasado-mañana
Por Salvador I. Reding Vidaña.
Con justa razón, las preocupaciones de la ciudadanía, y en particular de los militantes políticos, es el crítico año electoral 2018. No está mal. Pero hay que mirar más lejos, digamos que 2018 es “mañana” y después será “pasado-mañana”. Y Acción Nacional… ¿cómo queremos vernos pasado-mañana?
Si estamos de acuerdo, sobre todo tras setenta y ocho años de panismo, que se trata de una “brega de eternidad”, tenemos que pensar en el PAN que queremos y visualizamos después de 2018, pase lo que pase electoralmente a nivel federal y local.
Muchas quejas hay de que el PAN de los fundadores y de muchos grandes líderes e ideólogos de Acción Nacional se ha desdibujado en los años en que ha ido ganando posiciones de gobierno. Y claro que hay mucho de cierto. Muchas preocupaciones sobre las posibilidades de ganar el poder y perder al Partido se han visto convertidas en realidades. El Partido ha visto engrosar sus filas, tanto de ciudadanos preocupados por hacer de México un país más cultivado en la búsqueda del bien común, teniendo como centro la dignidad de la persona humana y el valor de los principios sociales de solidaridad y subsidiaridad, como también de quienes buscan en el PAN obtener beneficios personales y grupales. Esos a los que llamamos oportunistas.
La situación de alejamiento en mucha acción política panista, de la búsqueda del bien común, de una patria más digna para todos, ha provocado desaliento y hasta una visión fatalista de la muerte lenta doctrinal del Partido. Sí, hay quienes ven así las cosas, pero hay otros que las ven diferentes, son tesoneros.
Las grandes armas del panismo, como las vio Gómez Morin, siguen allí, no solamente en libros y documentos básicos, sino en la mente y el corazón de muchos militantes, y hasta de simpatizantes sin credencial de militancia.
¿Qué hacer para redimir lo redimible y salvaguardar lo salvable de la esencia panista? Primero que nada, no quedarse cruzados de brazos llorando por lo que disgusta. Luego, vivir el nombre del Partido: ACCIÓN Nacional, es decir trabajo partidista, comunitario, para vivir una ciudadanía por el bien común, no solamente en elecciones sino en la vida diaria.
Luego, empaparse bien en la doctrina del Partido y en las reflexiones sobre cómo hacer vida comunitaria con esa base doctrinal. Pero no quedarse allí, sino predicar con el ejemplo y la palabra, difundir a nuestro alcance esa doctrina del humanismo político, ¡hacer proselitismo! Y algo muy importante: formar a la juventud en la doctrina humanista y del servicio al bien común, dentro y fuera de las posiciones de poder político, como panistas y ciudadanos responsables. Ante el pesimismo: ¡acción! Eso es mirar al futuro, más allá de 2018, al “pasado-mañana” del PAN y de México.