EL PAN Y LA RUPTURA DE DIÁLOGOS:
Tomás Trueba Gracián.- Don Manuel Gómez Morín, el gran fundador de Instituciones, entre ellas el Partido Acción Nacional decía: “Que no haya ilusos para que no haya desilusionados”. Esta máxima poco la aprendió y aplicó Marko Cortés al tratar de dialogar con el gobierno autoritario de López Obrador. Seguro que la intención era buena, seguro que la mira era el Bien Común, pero seguro también que el interlocutor gubernamental no era el apropiado. Bueno para muestra un botón, el principal centro de diálogo y acuerdos que debe haber es el Congreso de la Unión y nunca han aceptado el diálogo, solo la imposición de la aplastante mayoría.
Acción Nacional una fuerza política que nace en 1939 con una mira distinta a lo que se vivía y a lo que se vive, ha perdido desde hace tiempo la oportunidad de oro de ser el organismo ciudadano necesario para que la vida pública de México sea una vida de ética, de progreso, de libertades, de democracia, de progreso. Era una organización confiable, era una organización distinta y distinguible, porque Acción Nacional nace del esfuerzo de ciudadanos libres, no nace del gobierno, no nace de agrupaciones con intereses y apetitos personales, no nace del resentimiento y los prejuicios, nace en la libertad de sus fundadores para mover las almas.
Y con una mira humanista cuya máxima finalidad era el Bien Común, con democracia interna y buscando la democracia de México, con la voluntad ciudadana, para crear más y mejor ciudadanía, el PAN va creciendo en credibilidad, va creciendo al ir ganando gobiernos, va creciendo por su gran presencia en el Congreso de la Unión y algunas diputaciones locales. Se va volviendo un referente de la ciudadanía, se acerca a la ciudadanía, fomenta la ética en la política y la vida pública, muestra congruencia en lo que dice y hace.
Pero Acción Nacional, tanto sus dirigentes, sus militantes y los ciudadanos que le siguen no ven el peligro que se avecina, se avecina el ogro que lo va a devorar, se avecina porque su militancia y sus dirigentes empiezan a perder la brújula y se centran en el apetito personal, se centran en caudillos, que es lo que más criticaba el Fundador, y dejan de ser el Partido democrático, el Partido que formaba y capacitaba militantes y ciudadanos para ver solo el poder de ganar.
Acción Nacional deja de ser esa oposición propositiva, crítica, creíble, que mueve almas, para volverse una organización ombliguera, volverse una organización de padroneros, volverse una organización para buscar el beneficio personal y para amigos. Y empieza la caída del PAN, esto no es nuevo no solo es culpa de Marko y sus camarillas, esto inicia poco antes del 2000 y se acaba de configurar por allá del 2006 para tener una caída peligrosa en 2012 y seguir en 2018 hasta la puntilla de ahora. Los primeros empezaron a matar al PAN y ahora están los que dan la puntilla y lo quieren enterrar. Aunque Castillo Peraza decía que “Ya empezaba a creer que el PAN era inmortal, por tantos obituarios que había visto de él”.
Marko y el CEN del PAN se equivocaron, buscaron el diálogo con quien no deberían tenerlo, el diálogo era con la ciudadanía, era buscar al ciudadano mexicano y sumarlo, apostaron mal, olvidaron que en el PAN se debe apostar por el PAN mismo, usar sus armas, sus principios, su ética, los valores del alma. Pero todo eso lo han dejado atrás. No niego que todo Partido Político debe hacer eso política y la política es diálogo y buscar acuerdos pero también midiendo con quién y para qué.
Por eso el esfuerzo de Acción Nacional no solo en sus dirigencias nacionales, también en las estatales, las municipales y lógico con la participación de militantes y simpatizantes debió enfocarse a la cercanía con los ciudadanos. Mucho tiempo lo dije, el PAN debe tener más presencia no solo ser un Partido electorero. Y desde el 2013 se dejó ir la oportunidad de mostrar la visión humanista del PAN ante los malos gobiernos, y ya ni que decir desde el 2018, no hay crítica constructiva, no hay propuesta razonable, no hay acercamiento al ciudadano para dar alternativas y crear confianza para tener una Patria ordena y una vida digna.
Se dijo mucho, ganar el gobierno sin perder el Partido, pero se ganó el gobierno y se perdió el Partido y después se perdió el gobierno y se perdió más el Partido. El Partido que nace libre, humanista, democrático y ciudadano lo dejó de ser, por eso se rompen los diálogos con todos hasta al interior del mismo y eso agrava la situación.
Hoy más que nunca en México urge la presencia de Partidos fuertes, responsables, que realmente representen al ciudadano, que trabajen por el Bien Común y no por intereses personales, urge la congruencia y no estar viendo el brinco de políticos de un Partido a otro. Vamos por México.
Tomás Trueba Gracián