El Sarampión Vuelve y la Tosferina Mata: Vacúnate Ya. Por Éctor Jaime Ramírez Barba

“Vacunar es Proteger y Protegerse”
En las últimas semanas, los titulares de salud pública han vuelto a poner sobre la mesa una verdad incómoda: enfermedades que creíamos bajo control, como la tosferina y el sarampión, están resurgiendo en nuestro país. Y lo hacen con un costo inaceptable: la vida de nuestros niños y niñas más pequeños, quienes dependen de nosotros, los adultos, para protegerlos. Hoy, más que nunca, es momento de revisar la cartilla de vacunación de cada hijo, nieto o menor bajo nuestro cuidado y acudir de inmediato a completar su esquema, ya sea ahora o durante la próxima Semana Nacional de Vacunación que inicia este 26 de abril.
La reintroducción del sarampión en México no es un fenómeno aislado. La Organización Panamericana de la Salud ha alertado sobre un aumento de casos en toda la región de las Américas, con brotes recientes en Estados Unidos, Canadá, Argentina y Brasil. México, lamentablemente, no ha sido la excepción: en lo que va de 2025 se han confirmado más de 362 casos, la mayoría en Chihuahua, donde también se reportó el primer fallecimiento por esta enfermedad en años recientes. El origen de este brote se ha rastreado a personas no vacunadas que viajaron a Texas, donde también existe un brote activo.
La tosferina, por su parte, ha mostrado un repunte preocupante. En el país, los casos casi se han duplicado respecto al año anterior, con cerca de 300 infecciones y al menos un bebé fallecido. Guanajuato, pese a contar con una de las mejores coberturas de vacunación, ha registrado 28 contagios confirmados y una defunción en lo que va del año, la mayoría en bebés menores de dos meses, demasiado pequeños aún para iniciar su esquema de vacunación.
La respuesta a porqué están regresando estas enfermedades es clara y dolorosa, la cobertura de vacunación en México ha caído por debajo del umbral de seguridad recomendado por la Organización Mundial de la Salud, que es del 95% para garantizar la inmunidad colectiva. Durante los primeros años del sexenio anterior, seis millones de niños y niñas quedaron sin vacunar debido a fallas en la compra y distribución de biológicos, retrasos administrativos y una política de austeridad mal implementada que priorizó el ahorro sobre la salud pública. El gobierno federal, lejos de ahorrar, gastó más por menos vacunas, dejando a miles de familias buscando dosis esenciales y a nuestros menores desprotegidos frente a enfermedades mortales.
El desmantelamiento del Consejo Nacional de Vacunación y la reducción de las campañas masivas, como las Semanas Nacionales de Salud, han debilitado aún más la estrategia de prevención. La evidencia es contundente: en 2018 la cobertura de la vacuna DPT (difteria, tosferina y tétanos) era del 91%; en 2019 cayó a 77% y en 2020 a solo 57%. Esta brecha ha permitido que virus y bacterias encuentren terreno fértil para propagarse, especialmente entre los más vulnerables.
En Guanajuato, el esfuerzo de las autoridades estatales ha sido notable. La cobertura de vacunación en menores de dos, cuatro y seis meses es de las más altas del país, y el sistema de vigilancia epidemiológica ha permitido detectar y contener brotes de manera oportuna. Sin embargo, mientras existan niños y niñas sin vacunar, el riesgo persiste. El reciente fallecimiento de un bebé de dos meses, originario de Jalisco pero atendido en Guanajuato, es un recordatorio doloroso de que la inmunidad de grupo es responsabilidad de todos.
La tosferina y el sarampión no distinguen fronteras ni clases sociales. Son enfermedades altamente contagiosas que pueden propagarse rápidamente si encuentran una población susceptible. Los síntomas de la tosferina, por ejemplo, pueden confundirse al inicio con un resfriado común, pero evolucionan a ataques de tos severos, dificultad para respirar y, en el caso de los más pequeños, pueden ser mortales. El sarampión, por su parte, puede causar complicaciones graves como neumonía, encefalitis y la muerte, especialmente en menores de cinco años y personas no vacunadas.
No hay justificación ética ni moral para permitir que nuestros niños mueran por enfermedades prevenibles. Los biológicos disponibles en México tienen una eficacia comprobada y representan una de las herramientas más poderosas de la medicina moderna. Los menores de dos años no pueden acudir por sí solos a vacunarse; es deber de sus padres, tutores y familiares garantizar su protección. Vacunar no es solo un acto de amor, es un compromiso social.
La próxima Semana Nacional de Vacunación, que inicia el 26 de abril, es una oportunidad que no podemos dejar pasar. Revisen la cartilla de vacunación de sus hijos, sobrinos, nietos. Acudan a su centro de salud más cercano y completen los esquemas. Si tienen dudas, consulten con su médico o con el personal de salud. No esperen a que la enfermedad toque su puerta.