El valor de corregir
Alejandro Díaz
Contra todo pronostico, el Presidente de la República cambió su modo de pensar. Después de negar la evidencia, de despedir al funcionario que insistió en divulgar el problema, se enfrentó al mundo entero. Sin embargo, a pesar de su obstinación, en una declaración inesperada movilizó a todo el gobierno para resolverlo. Algo o alguien lo hizo cambiar.
Normalmente un titular del poder ejecutivo hace declaraciones sólo después de revisar los informes de especialistas en los que confía, y de analizar con cuidado las opciones. De no hacerlo así se arriesgarse a cometer errores, y corregir es cuesta arriba para cualquier político. Aunque siempre podrá cambiar de opinión si hay razones, requerirá de una excusa o de un evento que le permita salvar la cara.
Jair Bolsonaro, el Presidente de Brasil, no es un político de izquierda que promete las perlas de la Virgen con recursos inexistentes. Es un populista de ultraderecha con métodos y tácticas similares a los de la izquierda más extrema. Inclinado al autoritarismo y al autoelogio, fácilmente descalifica a sus críticos acusándolos de terroristas. Por ello sorprendió al mundo cuando viró 180 grados su postura.
Sin duda, las protestas en Brasil, y en el resto del mundo, le afectaron. Quizá los mensajes de otros Jefes de Gobierno, en especial los europeos, lo llevaron a repensar su postura. Una llamada lo convenció: su actitud ponía en riesgo el Tratado de Libre Comercio Unión Europea-MERCOSUR. Con posterioridad, su ego lo llevó a un juego absurdo de negarse a aceptar los recursos de la UE para combatir los incendios.
A pesar de todo, durante el fin de semana Bolsonaro ordenó al ejército intervenir. Movilizó a miles de militares de zonas aledañas para ayudar a combatir los incendios. Soldados, maquinaria e inclusive aviones cisterna, comenzaron la difícil tarea de detener los diversos incendios de Amazonia.
También en México el Presidente ha dado marcha atrás a una decisión: a la de cancelar los contratos para la construcción de gasoductos entre México y Estados Unidos. Al menos de uno de ellos. Sin hablar de los otros 6 ductos se informó que se había ha llegado un acuerdo conveniente para el país, acuerdo cuestionado porque se habla de dudosos ahorros a futuro. No mencionó los problemas sociales que han dificultado la terminación de los otros 6 ductos ni de las objeciones de gobiernos locales que dificultan su terminación y las negociaciones que faltan.
¿Por qué hay asuntos en que que sí reconoce y otros en que se niega a aceptar que tomaron malas decisiones? Todo gobernante es falible, no es un dios. Con seguridad algunas de las decisiones no sólo son erradas, sino causan daño a la población o a la economía. Un poco de humildad facilita aceptar consejos, escuchar opiniones y corregir errores en beneficio del país.
Muchas decisiones tomadas por nuestro Primer Mandatario han sido determinantes para alejar a inversionistas, y con ello, a miles de empleos. Slim habló de 1,700 proyectos detenidos sin mencionar que el crecimiento del país se ha detenido y que cada vez hay menos oportunidades para los que menos tienen puedan salir adelante.
Ya corrigió un error ¿Tendrá el valor de corregir otras más trascendentes? Miles de inversiones y por lo tanto decenas de miles de nuevos empleos lo están esperando.
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