EMPRESAS EN EL SURESTE
Por Alejandro Díaz.- Acostumbrado a tomar decisiones unipersonales que afectan a otros, ahora finalmente corrige el inquilino de Palacio. De esa manera no desperdicia el futuro de muchos mexicanos. Ciertamente ha recibido no uno, sino varios golpes a su ego; que sean para contribuir a centrarlo.
Faltó poco para que México perdiera la mayor inversión privada del sexenio, y con ella varios miles de empleos directos e indirectos. Su terquedad fue decir: ‘no se puede instalar Tesla en Nuevo León porque no hay agua’ como si una fábrica de autos eléctricos usara miles de metros cúbicos del preciado líquido en vez de alta tecnología.
Nunca pasó por su cabeza que lo que cualquier empresa técnica requiere es personal capacitado y proveedores confiables. De ambos hay en todo el Norte de México, pero en buena parte del Sureste, su área preferida, si bien tiene agua en abundancia, no hay ni personal calificado ni proveedores. Si quiere tecnificar esa área, que comience por fundar instituciones educativas, promover talleres y pequeñas industrias que puedan convertirse en proveedores de grandes ligas. El progreso no llega si no hay terreno preparado -es decir educación y capacitación- aunque haya agua en abundancia.
No sólo el agua hace la diferencia entre el Norte, el Centro y el Sureste del país (no incluyo a Yucatán, que se cuece aparte), también varias características de su gente: reciedumbre, confiabilidad, ganas de trabajar y de capacitarse. Sin duda la vecindad influye. Quienes han ido al vecino país a trabajar en su mayoría aprenden el valor del trabajo honrado y muestran su capacidad de aprender.
El Norte está poblado por gente recia, que se superó a pesar de un ambiente hostil por su aridez; adicionalmente, también allá se han asentado muchos de los retornados porque son bienvenidos pues están dispuestos a trabajar, y a aprender.
Quienes provenientes de otros estados que han retornado a sus pueblos y ciudades, no encuentran el mismo ambiente de trabajo. Por supuesto son bien recibidos por familiares y amigos, pero les cuesta encontrar una recepción cálida que aproveche sus habilidades, y les permita desarrollar lo aprendido.
Distintos Méxicos dan lugar a oportunidades diversas. Lo que el Norte ofrece sólo pocos estados y contadas ciudades del resto del país lo pueden hacer: empleados capacitados, fuerza laboral competitiva y proveedores confiables. Todos por igual sufren las carencias aleatorias de un suministro confiable de electricidad y combustibles económicos. Si bien en la mayor parte del Norte falta agua, han sabido administrar el recurso.
La desigualdad en México es muy grande desde hace mucho tiempo. A pesar de la mejoría relativa del período que el inquilino de Palacio llama ‘neoliberal’, en los últimos cuatro años el deterioro es evidente, agravando la desigualdad de ingreso en todo el país. El candidato que argumentaba en la campaña electoral ‘primero los pobres’ sólo ha logrado aumentar su número y no su calidad de vida.
Independientemente de lo que haga el gobierno todos debemos buscar moderar la desigualdad, mejorar a quienes están en las peores situaciones y no atacar a quienes tienen recursos. A estos últimos hay que motivarles su solidaridad para con los demás. Motivarlos para que no tengan su dinero congelado en propiedades o cuentas de banco y lo inviertan en crear empleos bien remunerados. Es difícil decidirse a invertir y más difícil invertir para amortiguar la desigualdad, pero México lo requiere.
Hubiera sido excelente que una empresa de alta tecnología se estableciera en el Sureste. No se dará en tanto no haya ahí más educación y oportunidades a pequeñas y medianas empresas. Eso hace falta no bravuconadas.