Por René Mondragón.-

LA FRASE DE HOY

A Gandhi se le atribuye esta frase: “Recordad que a lo largo de la historia, siempre ha habido tiranos y asesinos, y por un tiempo, han parecido invencibles; pero siempre han acabado cayendo. Siempre”

A unos minutos de haber concluido las distintas marchas en cientos de ciudades de México, se abre una oportunidad maravillosa para que, con efectividad y merecimientos de sobra, el presidente López Obrador, adquiera su pasaje a un futuro encomiable, por tener hoy una gran capacidad de escucha, una velocidad de respuesta al atender las necesidades, demandas, querencias y aspiraciones de las y los mexicanos.

Si le hace caso a su ángel de la guarda, el mandatario hará varias cosas y dejará de hacer muchas otras.

EL LISTADO PRESIDENCIAL

Dejar de presionar a la Corte para que validen lo que no tiene ni pies ni cabeza. No solo en el tema de la mal llamada reforma electoral, sino también, en el caso de la señora Yasmín Esquivel, aunque ella y su señor marido sean compadres, socios, amigos, familiares o bienhechores de la familia presidencial0; además de dejar que los ministros resuelvan lo que –efectivamente- en Derecho proceda. No le hace mal dejar a un lado los caprichos y metas personales.

Dejar de hacer campaña para él, para sus corcholatas, para sus allegados, para sus súbditos en el Poder Legislativo, anexos, conexos y similares, para que, en nombre –aunque sea del prócer de San Pablo Guelatao- se ponga a gobernar y a resolver la multiplicidad de problemas en salud, economía, mujeres asesinadas y desaparecidas; narcotráfico, el TMEC, la bronca con Perú, el feo ridículo ante la diplomacia internacional, el regalito para Díaz Canel; el pleito con la Conferencia del Episcopado Mexicano; los dislates atacando a la UNAM; el abastecimiento de medicinas, los rounds de sombra con Elon Musk por el asunto de Tesla; el fracaso de sus universidades “gansito”; los escopetazos sobre el atentado contra Ciro Gómez Leyva y los reporteros asesinados; lo mismo en el caso de los curas también asesinados; y algunos otros temas adicionales que no caben en el espacio que gentilmente nos fue otorgado por nuestra casas editora.

Por favor, que no haga los borlotes que planea ara el 18 de marzo, porque –salvo sus cuates más cercanos- la gente no va a ver al presidente y tampoco, a escuchar la perorata contra sus adversarios. Hay que entender que la gente va a ver a los Tigres del Norte, a Firme y a los grupos de reguetoneros que, por supuesto, no tienen nada qué ver con la 4T.

Este escribano está cierto de que, si el mandatario es capaz de leer, escuchar y ver el mensaje de la marcha del día 26, podrá apreciar que fueron varios cientos de miles de familias, con todo y el invento de la crisis ambiental y el cierre del desahuciado Metro que padecen los caprichos de la doñita Sheimbaum. Si es capaz de escuchar, el tabasqueño valorará un par de cosas:

Una, se sigue de frente bajo la divisa “voy derecho y no me quito” en contra de lo que a la gente que marchó en muchísimas ciudades de México, espera, quiere y define, para lo cual, va a despertar al llamado “México bronco” y, entonces, tendrá que hacer lo mismo que sus cuates de Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Cuba: Darle una chamba más a don Chencho Sandoval, para acallar las protestas de lo que ambos le llaman “los conservadores neoliberales”, pero esta vez, a llenar las cárceles de opositores. La receta le funcionó a Daniel Ortega.

La otra, que si de verdad, López Obrador quiere arrebatarle el liderazgo de la izquierda latinoamericana a Lula Da Silva, la mejor receta es que, el pueblo –que incluye a los mexicanos y mexicanas que marcharon el 26- lo aplaudan por respetar la libertad, le echen porras por dejar sin presiones al árbitro electoral; recular y darle al INE la libertad financiera que necesita para que haga bien su trabajo. Y, entonces, también pasará a la historia como un verdadero transformador de esta nación.

Así y solo así, el presidente será bien recordado.

La sugerencia es: PROVECHAR LA MAÑANERA DE MAÑANA, para pasar a la historia como hombre de estado. De lo contrario, las y los mexicanos, podrían esperar la respuesta fuerte, intensa, decisiva y machacona de un tirano.