Los contrapesos, el enemigo
En una democracia los contrapesos equilibran la balanza y portan la voz de muchos. Ellos limitan los excesos en el ejercicio del poder y hacen crecer la esfera de influencia. Sin duda, los contrapesos son para la democracia tan valiosos como los mecanismos de elección directa, pues son depositarios de todos los valores democráticos: la tolerancia, la pluralidad, el diálogo, la participación, entre otros.
Dentro de éstos encontramos a los poderes, los organismos autónomos, los medios de comunicación, la sociedad civil, los intelectuales, los partidos políticos, las cámaras empresariales y, en casos extremos, las iglesias, las organizaciones gremiales y a todo ser social capaz de agruparse y exigir algo.
Cuando el proyecto gobernante tiene como eje el poder y la conservación del mismo y no un proyecto de Nación, todo contrapeso se vuelve incómodo.
¿Por qué la división de poderes, si el Estado soy yo? ¿Por qué confiar en todo lo que suene a sociedad civil? ¿Cómo se atreve un Comisionado a cuestionarme? ¿Por qué financiar a la oposición? Sin duda éstos son algunos de los cuestionamientos que se hace el Emperador, mientras su sastre le mide ese traje de tela invisible, que sus cortesanos le chulean.
En esta lógica-ilógica de perpetuarse en el poder y no en el legado – en un lugar de privilegio en la historia – la Cuarta Transformación (4T) ha actuado de dicho y hecho en contra de todo contrapeso existente. Su último amague surgió el martes 5 de marzo de quien menos debió surgir, de la heredera de una leyenda encarnada del contrapesismo* histórico y democrático mexicano, el Maquio. Y con la frase ‘aunque quiebren’, Tatiana Clouthier, la ‘Tía Tatis’, presentó una propuesta de ley para quitarle a los partidos políticos la mitad del presupuesto público que se les asigna.
Así la Tía Tatis está por quebrar a la democracia, con una propuesta que seguramente será popular, pues el sistema de partidos vive una crisis propia de su imperfección. Hoy los partidos son considerados el ‘enemigo número uno’ de una sociedad que debería entender su función y no descalificarlos de facto. Sin duda en los planes de la 4T es más jugoso aniquilarlos, que permitir que los ciudadanos los tomen y los hagan suyos. Eso sí sería peligroso.
Sin ese presupuesto, además de que se merma a la oposición y se aligera la lista de contrapesos, se pone a los partidos a expensas de fuentes de financiamiento no legítimas, de intereses parciales y creados o de algunos más nocivos.
A la par de esto, se le dejan libres las manos a la 4T, para que con el dinero estatal financie, como presumo ya hace, sus actividades proselitistas.
Lo más risorio de esta propuesta es, cuando el gobierno está recibiendo miles de millones extras producto del nueco aumento en el IEPS, es que ésta se viste de ‘política de austeridad’, cuando el ahorro que representa es sólo del 0.0018% del presupuesto.
En fin, hoy se acallan las voces, pero eso no evitará que alguien, en algún momento, grite: ‘¡El Emperador está desnudo!’.
David Agustín Belgodère
Twitter: @BogusBelgodere
*Término que inventé y que en el futuro seguiré usando.