Los otros datos
Por Alejandro Díaz.- Cada mañanera nos sorprende con otros datos o festejando logros pírricos como crecer al 0.1%, sin dejar satisfecho a quien sufre la realidad. Él nunca se equivoca ni tiene necesidad de corregir. Puede que sí corrija a sus subalternos, pero es porque ellos no ven la realidad que él sí ve. Es el mejor ejemplo de lo escrito por el poeta: “nada es verdad ni es mentira, todo depende del cristal con que se mira”, pero trae a la economía mexicana de cabeza.
Su mundo es utópico, y sabe que quien vive en la miseria pronto saldrá de ella por sus propuestas asistenciales. También sabe que quien vive en la pobreza podrá mejorar su vida con los nuevos empleos que ayudará a crear. Tiene la absoluta certeza que se acabará la corrupción porque él no es corrupto y predica con el ejemplo, aunque nunca logre sus objetivos.
Sabe que en el pasado se desperdiciaban muchísimos recursos públicos y por ello mandó recortar presupuestos y dotaciones a Secretarias de Estado y demás instituciones públicas. Para terminar la corrupción cerró la llave del presupuesto, sin importar si alcanzaba para un funcionamiento mínimo. Ciertamente no cerró el gobierno como lo hiciera Trump cuando su Congreso le negó financiar su capricho, pero sí restringió el suministro de efectivo a partidas ya aprobadas por nuestro Congreso y la Secretaría de Hacienda, y publicadas en el Diario Oficial. Además, para afectar aún más a quien menos tienen, amenaza con utilizar las reservas del Seguro Popular para sus programas favoritos no para la Salud.
Hospitales y demás instituciones de Salud recibieron múltiples recortes, pero quienes lo sintieron en carne propia fueron los miles de pacientes a quienes se les negó o restringió la atención. No es posible aún saber si también afectaron las cifras de mortalidad, pero ya habrá quien lo investigue. La compra de medicinas aún sigue limitada por cuestiones logísticas en el sistema de adquisición y distribución.
A Educación pareciera no haberla afectado tanto pues se siguen pagando sueldos a maestros, pero las instalaciones sufren precariedades. Salones de clase sin pupitres y hasta sin pizarrón, sanitarios deprimentes, techos que requieren impermeabilización. La tan traída y llevada Reforma Educativa no puede materializarse porque se derogó la que estaba vigente y no se ha publicado la que deberá imperar en el nuevo ciclo que comienza la próxima semana.
Restringió los apoyos para competencias en el extranjero. Los estudiantes que asistieron a la Olimpiada de Matemáticas no lo hicieron con apoyo gubernamental; quien pagó boletos y viáticos fue Guillermo del Toro, el afamado cineasta que acudió ante la petición de ayuda. Y ahora que han vuelto nuestros atletas victoriosos de los Panamericanos celebrados en Perú, ellos mismos han desmentido que sus triunfos se deban al apoyo gubernamental, ni el de ahora ni el de sexenios anteriores. Ciertamente anunció un premio al desempeño de éstos últimos, pero no con recursos fiscales sino con los provenientes de un decomiso ¡hecho hace 8 años!
Ni los comentaristas más agudos ni los periodistas más sagaces han logrado que el Presidente reconozca la realidad. Él se escuda en que tiene “otros datos” sin descubrir sus fuentes, y se atreve a desmentir datos de las propias agencias gubernamentales. Seguramente mirando a través de un cristal extraño, sus decisiones están llevando al país al abismo. No podemos quedarnos callados.