LOS PESADOS RETOS SEXENALES Por Julio Faesler
Nos enfrentamos a un nuevo capítulo en nuestro andar nacional. Cansados quizás después de un retador ensayo de transformaciones políticas, vemos en el actual interludio antes del primero de octubre, los primeros indicios de lo que pueden ser los actos del futuro.. Una vez más, el gobierno se encontrará con las contradicciones que están presentes en los actos de autoridad.
Hay valores que pueden parecer contradictorios que hay que atender cuando en lo social, por ejemplo, está la necesidad de tener leyes que además de ser cuidadosamente debatidas y redactadas, deben ser justas en cuanto a su sustancia para que sean moralmente legitimas, aceptadas y respetadas. En cuestiones de economía las decisiones deben tomar en cuenta que nunca habrá suficientes recursos para satisfacer-las infinitas demandas del mercado. El buen político ha de encontrar en la práctica como hacer que sus decisiones sean equitativas tanto en lo jurídico como en lo económico.
El próximo gobierno será el quicio entre un cuadro fuertemente ideológico que generó fricciones con las costumbres mayoritarias y una propuesta de gobierno moderno, que tendrá que dar respuesta a los serios problemas que se han ido acumulado desde 2018 en obvia herencia de la 4T. Al hacerlo, toda la sociedad nacional estará intensamente atenta a la manera como resuelva los asuntos de trascendencia nacional y también internacional.
El gobierno tiene que marcar distancia de su antecesor a fin de corregir los numerosos yerros de AMLO que sembró en todos los ámbitos. La salud nacional no tolerará repeticiones ya demasiado costosas por las que se sacrificaron valiosos servicios sociales por la apasionada terquedad de mantener proyectos de infraestructura técnica y financieramente indefendibles.
Claudia Sheinbaum no podrá confiar en un ambiente fuertemente decepcionado y con diversos sectores de la población que exige un cambio sustancial del rumbo del país.
Las iniciativas presidenciales en materia de reformas al Poder Judicial presentadas al principio de 2024, algunas podrán ser aprobadas en el curso del próximo septiembre, pero tal hecho lacerará la sensibilidad democrática de todos los que entienden el alcance de estas leyes cuyas consecuencias nocivas serán incalculables. No se olvidará tampoco que la aprobación legislativa de esta iniciativa se haga con la interpretación arbitraria de Morena y sus aliados de la cláusula de gobernabilidad
Independientemente de las crísis políticas, el nuevo gobierno se enfrentará a la grave crisis económica y financiera actual que compromete nuestra solidez internacional. Esta crisis se debe a que la política de la 4 T no aprovechó los recursos materiales y humanos con que el país cuenta. El nuevo gobierno debe echar a andar la fuerzas productivas con un programa de rescate ampliamente consensado. Hemos perdido tiempo utilizando una desquilibrada estrategia con programas dirigidos a engrosar el poder de consumo sin dar importancia a los rubros de producción. Se aumentó también el monto de las pensiones con un simultáneo incremento del salario mínimo.
Pese a que se estuvo insistiendo a lo largo del sexenio que se dieran los apoyos financieros y administrativos a las miles de industrias pequeñas y medianas que emplean más del 90% de la población laboral del país, ese sector esencial quedó abandonada a las resultas de raquíticos planes de una banca de desarrollo burocratizada y desinteresada.
El financiamiento más importante ha corrido a cargo de las grandes empresas, muchas de ellas extranjeras cuyos apoyos más recientes han sido la reinversión de sus utilidades. Otro efecto ha sido el aumento inaudito de artículos de consumo, desde los alimentos hasta automóbiles y equipos industriales que se pueden fabricar en México pero que se importan en tránsito para tras de ensamblarse aquí, se dirigen a Estados Unidos.
Las tareas de la próxima presidente se anuncian retadoras precisamente porque arranca con hondas desventajas en comparación de lo que tuvieron sus antecesores. El hecho más crítico es sin embargo, el reto que le está heredando López Obrador de resolver la inseguridad que aqueja hasta el último rincón del país.