Los riesgos en el desarrollo de México y la Era del Antropoceno
Por Rafael Morgan.- De acuerdo con el proceso de control interno, tanto en las empresas privadas como en las dependencias y empresa públicas, se requiere que cuenten con procedimientos para determinar y administrar los riesgos a los que se pudieran enfrentar, jerarquizarlos y evaluarlos, para prever soluciones para hoy y el futuro.
La determinación y administración de los riesgos posibles y probables que pudieran afectar el logro de los objetivos de las organizaciones, está dentro de la filosofía de la prevención: prever cuáles son esos riesgos, prever su importancia y cómo enfrentarlos; prever las soluciones prácticas en recursos y procedimientos y establecer métodos de revisión y evaluación periódica, para estimar aquellos riesgos que ya no lo son o que han modificado su grado de afectación.
Además de los riesgos que en México tiene el fenómeno de la inseguridad y los que han emergido ante los problemas de gobernabilidad, se tienen enfrente los problemas del cambio climático que la misma humanidad está causando y, en nuestro caso, los que los mexicanos estamos provocando con nuestra irresponsable actitud de contaminación por las emanaciones provenientes del consumo de los hidrocarburos en los medios de transporte, fábricas, en las plantas de energía de la CFE y en la quema de gas natural por Pemex.
Otros riesgos a considerar son: La falta de agua dulce para personas, animales y plantas, pero además, buena parte del agua que nos queda la estamos contaminando con desechos sólidos y líquidos, con pesticidas y fumigantes.
La deforestación de bosques y montañas para sembrar y construir y la causada por incendios para los que no contamos con suficiente metodología, ni personal, ni recursos para atenderlos, como se comprobó este mismo año en el que se han sufrido sequías que favorecen los incendios forestales que, junto con la tala incontrolada han originado cada vez más tierras desérticas.
Con todo lo anterior, se está acabando con algunas especies marinas, terráqueas y aéreas. Cada vez vienen menos mariposas monarca; está a punto de desaparecer la vaquita marina; están disminuyendo las benéficas abejas, las hormigas y otros insectos.
¿Cómo afectan a empresas y gobiernos estos problemas? Todo ello golpea la productividad, los costos, los procesos administrativos; muchos de ellos ya están impactando en la agricultura y la ganadería, en la pesca y la industria, para lo cual habría que prepararse para enfrentarlos con tecnología, con reservas, con nuevos procesos y con inteligencia creativa.
Están también los adelantos tecnológicos que están convirtiendo nuestro equipamiento y procedimientos en obsoletos y en productividad no competitiva. Lejos estamos de aprovechar la Inteligencia Artificial y las criptomonedas.
Nuestra educación aparece como muy deficiente comparada con la de otros países con los que competimos.
Somos víctimas de los ciber ataques a nuestros sistemas digitales. Han sufrido intromisiones y saqueos el Ejército, el Seguro Social, la Secretaría de Hacienda y muchas empresas privadas. México no cuenta con sistemas avanzados de protección contra hackers y otros depredadores.
México está atrasado en telecomunicaciones, en internet y en el llamado espectro radioeléctrico, tanto en el gobierno como en las empresas y el pueblo en general. En cuanto al sistema de salud, hace tiempo que los usuarios están comprobando su saturación, su falta de medicamentos, de equipamiento y de infraestructura en general.
Se nos ha venido encima el problema de los migrantes, un riesgo que hace un par de años no se contemplaba.
Se está corriendo el riesgo de que los carteles de narcotraficantes se conviertan en terroristas, como ya parece estar ocurriendo al atacar al Ejército y oficinas públicas con coches bomba.
Con todo lo anterior, claro que estamos en riesgo de que México no pueda aprovechar el TMEC, su cercanía con la economía más grande del orbe y la oportunidad de ¡ahora sí!, lograr el desarrollo del país.
Como corolario, Reforma de este miércoles, reporta que un grupo de científicos de la Universidad de South Hampton, “integrantes del grupo de trabajo sobre el Antropoceno”, está estudiando el Lago Crawford en Canadá, “que contiene sedimentos con restos de microplásticos y cenizas por la combustión de petróleo y carbón acumulados durante décadas” que “demostrarían que ya empezó la época geológica llamada el Antropoceno”, o sea la era geológica en la que el “impacto del ser humano en la tierra” provocaría que “se iniciara la época final”.