Más aportaciones para mejorar la eficiencia del Gobierno (3). Por Rafael Morgan
Aunque en estas columnas se ha hecho referencia a mejorar la eficiencia del gobierno, lo que se busca es lograr el reconocimiento y el respeto del ciudadano en su gobierno y en sus gobernantes. La mejor forma de alcanzar la confianza ciudadana es a través de un Gobierno Abierto, lo que el Banco Mundial, la OCDE y otras organizaciones internacionales llaman “Open Gobernment”, tema que fue promovido e impulsado por la Secretaría de la Función Pública, la Auditoría Superior de la Federación y las Secretarías de Hacienda y de Gobernación, durante el sexenio de Felipe Calderón.
Un Gobierno Abierto es aquel que permite la colaboración de los ciudadanos, a quienes se informa, “que abre sus puertas al mundo… que comparte recursos…” y datos y que, naturalmente está en contra de la opacidad en las funciones y en los funcionarios gubernamentales. Sólo se podrá ganar la confianza ciudadana cuando estos sepan con certeza lo que está haciendo el gobierno en su comunidad, su escuela, su región y en el país.
Los elementos del Gobierno Abierto son:
– La transparencia gubernamental
– La participación ciudadana
– La rendición de cuentas y
– La información pública disponible
El contenido de estos cuatro elementos los encontrará el lector en el libro Control Interno y Gestión Gubernamental editado por la Academia Universitaria de Fiscalización de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM.
Durante el sexenio del Presidente Calderón se reconoció e impulsó el “derecho a saber” de los ciudadanos sobre las funciones públicas y se reconoció que “el acceso es la regla. El secreto es la excepción”, esto es la transparencia gubernamental.
Que diferencia con lo que actualmente se tiene y se sufre; este régimen ha roto todos los récords en cuanto a “resguardar información” con el pretexto de “la seguridad nacional”; ningún sexenio anterior ha ocultado tanta información en contratos y en obras como las del tren maya, la refinería Dos Bocas y el Aeropuerto Felipe Angeles y, desde luego, en las actividades de las fuerzas armadas que todo lo ocultan porque están metidas en todo, desde migración y construcción, hasta en puertos y aeropuertos, etc., y desde luego en materia de abrazos no balazos al narcotráfico y a la delincuencia organizada.
Con el Gobierno Abierto se busca también La Participación Ciudadana como una de las medidas más eficientes para combatir la corrupción, la ineficiencia y la ausencia del gobierno en las funciones que le son propias.
Se debe buscar así la activa colaboración de los ciudadanos gracias a que se les proporciona información, buscando que la aportación y decisión final sea de la sociedad y sus organizaciones.
La mejor forma de controlar a los gobernantes y funcionarios públicos es por medio del llamado “control social” a través de la vigilancia, la denuncia y la crítica ciudadana.
La Rendición de Cuentas es el mecanismo ideal para que la sociedad esté informada sobre el buen o mal uso de los recursos públicos, buscando prevenir, combatir y subsanar la corrupción, que es una verdadera lacra social que padecemos y que se ha incrementado por la impunidad, pues los funcionarios públicos se protegen unos a otros.
Para combatir en parte la corrupción, se implementaron dos programas: los Testigos Sociales y los Usuarios Simulados.
Los testigos sociales son ciudadanos vigilantes de las obras y actividades gubernamentales; son personas registradas que entregan el resultado de su vigilancia a las autoridades de fiscalización y pueden ser voluntarios o con remuneración.
En su tiempo, se obtuvieron valiosas aportaciones e informes sobre los avances de obra, los retrasos y el despilfarro en las mismas, que motivaron revisiones y auditorías bien direccionadas.
Se implantaron también los Usuarios Simulados para combatir la corrupción en “ventanilla” y en “escritorio”, es decir la “corrupción menor” que afecta a ciudadanos más vulnerables a quienes se pide “mordida” por realizar o acelerar un trámite o entregar algún documento oficial que debiera proporcionarse gratuitamente. Los mismos ciudadanos perjudicados y otros voluntarios aceptaban realizar una operación y al exigírseles un pago indebido, en ese momento la autoridad sorprendía al infractor.
Este mecanismo se logró aplicar más de cien veces con éxito, aunque luego se acabó el sexenio y todo quedó en el olvido.
Este régimen ni sabe ni quiere saber sobre mecanismos de autocontrol y de vigilancia ciudadana para mejorar la eficiencia del gobierno.