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México entra a una nueva era política

Por Héctor Moreno

Andrés Manuel López Obrador logra un aplastante triunfo que marca el inicio de una nueva era política en México. El PRI se derrumba y pierde además la presencia en el Congreso Federal y sólo ganará en uno de los nueve estados en los que se votaba para gobernador.

El desenlace del proceso electoral y el aplastante triunfo de Andrés Manuel López Obrador marcan el inicio de una nueva era política en México.

Se da una reconfiguración del poder y se fijan parámetros de una nueva civilidad política.

Las tendencias evidencian una reconfiguración del poder marcada por dos tendencias principales: el aplastante triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia; la irrupción de Morena y aliados al haber ganado varios gobiernos estatales, así como su expansión territorial en muchos puntos del país, que viene a romper la tendencia de un bipartidismo PRI y la alianza PAN-PRD; y el derrumbe del PRI, que además de perder la elección presidencial, pierde presencia en el Congreso federal y admite tener la expectativa de ganar un gobierno de los nueve estados en juego.

A la elección más grande en la historia del país –más de 3.200 puestos de elección popular estuvieron en juego– concurrieron en forma pacífica entre el 63 y el 64 por ciento de los electores.

De acuerdo a las autoridades electorales se dieron algunos incidentes con un saldo de 17 personas detenidas por ilícitos relacionados con los comicios.

La alianza Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES) ganó la Presidencia de la República con Andrés Manuel López Obrador con un porcentaje de votación del 53,8%, más del doble del segundo lugar, que fue Ricardo Anaya de la Coalición por México al Frente (PAN-PRD-MC) que obtuvo un rango de votación del 22,8%.

José Antonio Meade Kuribreña, de la Coalición Todos por México (PRI-PVEM-PANAL) apenas logró un rango de entre el 15,7% y el 16,3%, el más bajo en la historia de un candidato oficial del sistema.

La amplia ventaja de López Obrador obligó a los dos contendientes a admitir su triunfo rápida y civilizadamente.

Morena y aliados se perfilaban para ganar cuatro de nueve gubernaturas: la Ciudad de México, la capital del país; Morelos, Tabasco y Chiapas.

A la Alianza Por México al Frente (PAN-PRD-MC) se le reconoció el triunfo en el estado de Guanajuato. Con Morena disputaba el resultado en los estados de Puebla y Veracruz; y con el PRI, Yucatán.

Una ventaja contundente y el nuevo civismo
La contundente ventaja de López Obrador (anunciada en la mayoría de las encuestas publicadas a lo largo de la campaña), ha dado paso a una serie de gestos de civismo político inusitados en México.

Los dos principales adversarios han reconocido su derrota y (contra la costumbre mexicana) y han llamado al triunfador por su nombre y hasta le han deseado éxito, “por el bien de México”. El tono del discurso del presidente Enrique Peña Nieto ha sido del mismo tenor.

A su vez, López Obrador ha correspondido igualmente los gestos de sus adversarios, y además ha alabado el comportamiento respetuoso del presidente Peña Nieto en este proceso electoral. “Muy diferente al que recibimos de otros”, ha remarcado López Obrador.

En su primer discurso como presidente electo, López Obrador ha hecho un llamado a la reconciliación nacional y a poner el interés general por encima de los intereses personales, por legítimos que sean y ha mandado mensajes para tranquilizar a los mercados internacionales.

“El nuevo proyecto de Nación”, ha dicho, “buscará establecer una auténtica democracia, no apostamos a construir una dictadura abierta ni encubierta”.

Ha afirmado que los cambios profundos se harán con apego al orden legal establecido y ha garantizado que habrá libertad empresarial, de expresión, de asociación y de creencias.

Se garantizarán las libertades personales y sociales, se ha vuelto a comprometer.

En materia económica se respetara la autonomía del Banco de México, “habrá disciplina financiera y fiscal”, ha dicho. “Se reconocerán compromisos con bancos y particulares extranjeros”, ha admitido.

“Ha sido una elección concurrida, civilizada, que habla de un hartazgo de la sociedad mexicana con el PRI, por la corrupción, la impunidad y la inseguridad”, ha asegurado Raúl Vázquez, presidente de Coordinadora Ciudadana, una agrupación política nacional.

“López Obrador ha sido un buen ganador y ha usado un tono conciliador en su primer mensaje como presidente electo, como lo venía haciendo en los últimos eventos”, ha abundado Vázquez Osorio.

“Es la hora de las organizaciones ciudadanas, pues van a ser el contrapeso al enorme poder que el nuevo gobierno va a tener en el Congreso como mayoría absoluta”, ha aseverado el dirigente de Coordinadora Ciudadana.

Se prevé un cambio en el régimen de partidos, pues el PRD corre el riesgo de desfondarse y un sector del PRI podría emigrar a Morena; en el PAN también se avecina una reconfiguración interna tras la derrota de Anaya. “Por eso el gran actor será la sociedad civil”, ha reiterado Osorio.