El presidente Peña dijo que no hacia las cosas por obtener medallas o ganar aplausos y se le cumplió: Llegó al final de su sexenio con un índice de popularidad bajísimo y para cerrar con broche de oro otorgó una medalla al yerno del presidente Trump, con lo cual volvió a ganarse más trompetillas.

A quién le echó a perder su espació en el cajón del humor involuntario fue al expresidente Fox, pues fue tal la cantidad de tropezones que tuvo EPN que se volvió cliente permanente de los memes y los moneros mexicanos. Lo malo es que en su despeñamiento en varios rubros de la vida pública, nos llevó entre las patas.

A punto de concluir su sexenio, Enrique Peña Nieto con sus discuros parece pedir como un popular cómico mexicano cada vez que terminaba de decir un chiste: ¡Aplausos!

Aunque afirmó no querer reconocimiento, al final ha expresado su deseo de que se le evalue objetivamente… y objetivamente no creo que le convenga, ¿O sí?