NA’MÁS SE ME OCURRIÓ
Por René Mondragón.-
ESTILO SEXENAL
Como el estilo personal de gobernar -evidenciado durante los recientes tres años- se encuentra la política generalizada de echarle la culpa de todo lo malo del presente, al pasado con Calderón y Fox, porque a Peña Nieto no se le toca ni con el pétalo de una auditoría. Ya se sabe.
La otra vertiente que “juzgará la historia” –así se le dice a todo aquello que durante el sexenio se echa por debajo de la alfombra como para esconder la cloaca y la coprolalia institucionalizada en el sexenio- es el arte de hacer que todo se maneje con un nivel de opacidad tal, en donde nadie sabrá jamás en qué parte de la historia del sexenio atracaron y se llevaron todo lo que pudieron. Es el principio Derbeziano de “nadie sabe y nadie supo”
La tercera variable es una nube de confusiones bajo el lema “Yo tengo otros datos”, jamás presentarlo y menos citar las fuentes. Basta con que el presidente diga, declare, proclame y sostenga cualquier tontería, para que los corifeos a nivel sinfónico, lo decreten como una verdad revelada por la divinidad y en consecuencia, incontrovertible, no importa que nunca se demuestre.
La otra parte lo conforman las ocurrencias. Que consisten en crear debates, polémicas, argumentos tontos, decisiones por encima, debajo y por fuera de la legalidad, todo, con tal de que el respetable se distraiga de lo importante, se concentre en el nivel mundial de la estulticia nacional y se olvide de los grandes males que se padecen en México. El resultado en este campo ha sido fabuloso para la causa presidencial.
LO MÁS RECIENTE
Si alguien creyó que el “Tlayuda Gate” en la Central Avionera, podría haber sido el Top of mind de las ocurrencias, se equivocó en todo lo alto.
Como se recordará, hubo una cena en donde –dicen los enterados- que le pidieron a cada empresario algo así como 20 millones de pesos, para comprar boletos para la rifa del avión presidencial que era todavía, muestra y evidencia del más radical neoliberalismo y una ofensa para el pueblo pobre; y que, de esa noche en adelante, se habría de anunciar la rifa del avión que nunca se rifó y nadie sabe en dónde quedaron los dineros de “la coperacha obligatoria”; y para variar, tampoco se sabe cuál fue el destino de los boletos que se vendieron, los que no se vendieron, los premios alcanzados. Es decir, la opacidad es la otra variable con la que juega la actual administración.
Por eso, mi estimadísima Xóchitl Gálvez, acaba de anunciar que, “no descansará” hasta encontrar el dinero de la venta de acero nuevo del que sería el aeropuerto de Texcoco, y que tampoco, nadie sabe quién los vendió, por qué lo vendió y a quién se lo vendió como chatarra, cuando se trataba de acero nuevo todo el tiempo almacenado e inutilizado.
LA DE HOY
Y la genialidad de las horas recientes: Como no se vendió el avión-muestra-de-la-corrupción de los últimos 36 años, al inquilino del castillo inexpugnable del Zócalo, se le ocurrió hacer ya el anuncio, de acuerdo con la nota captada por El Financiero:
El dichoso avión presidencial: “se entregará a la empresa militar Olmeca-Maya-Mexica para que se rente al público en general para eventos sociales como bodas, XV años y cumpleaños.
Cuestionado sobre este tema en la conferencia de prensa matutina, el mandatario invitó a empresarios o parejas que se quieran casar en un destino turístico, a rentar el avión presidencial para llevar a sus amigos y familiares.
“El avión presidencial se va a entregar a la empresa Olmeca-Maya-Mexica para que puedan rentarlo y se utilice, para que no esté sin volar y que pueda tener ingresos, su renta, para pagar sus gastos y mantenimiento, ya tomamos esa decisión. El avión presidencial va a estar ahí, en Santa Lucía”, indicó AMLO este lunes”
La efeba hija, al leer esta colaboración, levantó la ceja y, antes de que profiriera cualquier vocablo censurable por esta casa editora, el escribano preguntó con cándida expresión paterna: “¿Cómo ves?… ¡Para tus 15!”
Su mirada penetró las paredes del estudio: “Como no tenemos dónde estacionarlo, si lo dejas afuera, en la calle… Mañana va a parecer en cachitos en la Buenos Aires, las llantas en Tepito y todo el fuselaje en la colonia San Felipe de la Gustavo A. Madero. Y luego, te van a pedir que lo pagues como si fuera nave espacial. Y si no, Pablo Gómez –el de la UIF- te va a congelar las cuentas, las de mis tíos, primos, sobrinos y demás parientes. ¡Mejor no le busques Pa´!
¡Ay, hija! Na´más se me ocurrió