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No hay peor ciego…

Por Tom Pich

Dice un refrán que “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. El dicho le queda a la medida a José Antonio Meade, quien habiendo sido titular de dos secretarías cuestionadas por la Auditoria Superior de la Federación, por cuentas que no quedan claras, hecho que apunta a un probable desvío millonario de recursos, deja la impresión de que no quiso ver, o como dirían los mayores, “se hizo de la vista gorda” o como dirían en el barrio, se hizo “güey”.

El punto es ¿porqué no lo quiso ver? y si se hizo de la “vista gorda”, no importa que no se haya beneficiado de los desvíos, pues como dicen en el rancho “tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata”. Sin embargo, dándole el beneficio de la duda, concedamos que en verdad no se percató de lo que ocurría, lo cual deja pensar que entonces, no es tan bueno, eficiente y profesional como se lo quieren vender al electorado.

Adivine usted, ¿se hizo “güey” o es “güey”?. Cualquiera de las dos situaciones lo deja igual: muy mal parado. ¿A poco no?