PARA EL CONTROL Y ELIMINACIÓN DE LA INEFICIENCIA Y LA CORRUPCIÓN Por Rafael Morgan
Los Principios, las Políticas de Gobierno y hasta las promesas de campaña, requieren de leyes, programas e instrumentación para “aterrizarlas” para que haya resultados para la sociedad. Se requiere saber “cómo” llevarlas a cabo para mejorar la vida de la mayoría de los ciudadanos y no perjudicar a los demás. No sólo se debe exponer el “Qué” sino también el “Porqué?” y desde luego el “Cómo” hacer las cosas.
En el sexenio de Felipe Calderón, aunque pareciera que los medios y los ciudadanos no se percataron de lo mucho que se hizo, que se hizo bien y que quedó oculto con los nubarrones del combate a la violencia y al narcotráfico, es conveniente hacer un repaso somero de algunas de esas actividades y sus logros:
Se impulsó la Cultura de la Legalidad
Con el Programa “Adiós a las trampas” se interesó a niños y jóvenes desde la escuela y secundaria invitándolos a participar con dibujos y opiniones sobre la corrupción; en un solo año participaban casi un millón de niños y jóvenes y se editaron dos libros con las aportaciones más significativas. En esto participaron también maestros y padres de familia y se otorgaba como premio el viaje a la Ciudad de México y el reconocimiento lo otorgaba el Presidente de la Republica.
Se crearon leyes e instituciones para el combate a la corrupción.
Se impulsó el Sistema Nacional Anticorrupción que incluía también a Estados y Municipios con Comisiones de ciudadanos independientes del gobierno, que vigilarían la actuación de funcionarios públicos.
Se impulsó también el Sistema Nacional de Transparencia y Rendición de Cuentas, reformando la Constitución y creando los Institutos Federal y Estatales de transparencia y Acceso a la Información.
Estos organismos se integrarían también con ciudadanos independientes.
Se reformó la Constitución para incluir la obligación de la homologación de las Contabilidades tanto del Gobierno Federal como de los Estados y Municipios, en tal manera que fuera posible tener contabilidades homologadas de todo el gobierno.
Bajo el principio de que “es mejor prevenir que castigar”, se estableció el Programa de Evaluación del Control Interno como mecanismo para establecer un entorno de control, determinar y evaluar los riesgos que pudieran presentarse y establecer procedimientos de responsabilidades.
Se creó el Sistema de Evaluación del Desempeño para medir y evaluar el trabajo y sus resultados, tanto de los funcionarios públicos como de las políticas y programas de gobierno, así como de las secretarias y dependencias de gobierno, estableciéndose para ello indicadores y el método de Gestión Basado en Resultados, con el objeto de .medir la eficiencia de la Administración Pública, así como de la percepción de la sociedad, de tal manera que se reforzaran y repitieran los programas y acciones de gobierno que tuvieran mejores impactos y aceptación sociales y que se eliminaran las acciones que no aportaran buenos resultados.
Se estableció el Programa de Mejoramiento de la Gestión Pública buscando mejorar los procesos y la calidad de los servicios, pues en el gobierno no se apreciaba una cultura de cambio ni de innovación.
Para lo anterior se realizó lo que se llamó “tala regulatoria”, para eliminar leyes, reglamentos, órdenes y oficios que se contradecían unos con otros, se repetían y que eran obsoletos y violatorios de las leyes. Se localizaron más de 34 mil de estos ordenamientos de los que se eliminaron más de 17 mil, y se eliminaron también casi 2,400 trámites de un total de 7 mil. Para lograr lo anterior se estableció el concurso social “El trámite más inútil” para que se involucrara la sociedad.
Con el Programa Cero Observaciones fue posible determinar dónde estaban los mayores y principales problemas de corrupción, ubicándose la Obra Pública como la actividad que más corrupción provocaba. Se creó la Unidad de Fiscalización de Obra Pública para vigilar la licitación de las obras, los proyectos de obra, la comprobación y documentación de los gastos, la vigilancia de los anticipos, de los avances de obra y de los finiquitos.
Para todo ello se creó el Programa de Vigilancia de las Obras a Distancia y se asignaron supervisores de obra, en cada una de ellas.
Como se puede apreciar, hubo análisis a profundidad para controlar y eliminar la corrupción con mecanismos ya probados, así como para controlar la ineficiencia del gobierno, bajo la idea de que “tan costosa es la ineficiencia como la corrupción”.