PARA MI ENTRAÑABLE FEDERICO BERRUETO
Por René Mondragón.- Sin duda, querido Federico, es bastante probable que no me recuerdes. Ves tantos y tantos rostros, saludas a tanta gente, impartes y compartes tu pensamiento a mucho más. La verdad es que no afecta negativamente lo que voy a decirte.
Te recuerdo, efectivamente, al lado de mi maestro Carlos Marín y de mi admirado Ciro Gómez Leyva, siempre con el comentario, el análisis y la reflexión puntillosa, fuerte, certera y educada, como lo hacer cualquier generador de corriente de opinión.
Llegas al fin de una época, pero tu palabra seguirá a pesar de las presiones. Quienes ejercemos este bendito oficio sabemos que una pluma libre le duele y confronta, lacera y carcome la arrogancia del poderoso. Eso ha sido siempre.
¿Recuerdas que Krauze sostiene que el populista “se adueña de la palabra” y por ello se percibe como “el intérprete” del pueblo? Esto es parte de lo esperado que los que se ponen de tapetes siempre maquillan con eufemismos y coprolalia.
Creo que las presiones se dan en el peor momento para el populismo, porque es el más claro mensaje de su debilidad y sus frágiles soportes; por ello no teme amenazar, presionar y emplear todo el poder del Estado para acallar a quienes no pensamos como ellos han definido que deben hacer los demás. Tienes razón Federico frente al desprestigio y las ocurrencias, el abuso de poder tampoco resultó una novedad.
Sin embargo, coincidimos. La posición del poderoso es ya insostenible. Por ello mismo, coloniza, se ha vuelto más opaco que siempre; y las proclamas se cubren de endoso de culpabilidades que, como bien dices Federico, edifican el imperio de la impunidad. Es el caso de la lapidación programada para el árbitro electoral, pero lo es también para las mujeres cuya desaparición no sale en la tele; para las familias que perdieron un pequeño por falta de medicamentos.
No importan los compañeros asesinados y desaparecidos. La complacencia es la política pública en el México de hoy.
Es claro que cada medio define los cómos y los cuándos para hospedar nuestras opiniones.
Lamentablemente, el asedio los mensajes encriptados –unos cínicos y otros no tanto- campean entre los patios de un palacio.
El encuentro nuestro contigo –de tu lectores y amigos- seguirá. Y eso, no lo podrá impedir la presión sobre nuestra libertad para pensar.
Te mando un gran abrazo Federico y te deseo la mejor de las suertes. Ya falta poco para que todo eso se acabe. Ten fe, de esa que mueve montañas.