Pena de Muerte y la Participación Médica: Una Indignante Realidad
“Revitalizar el espíritu, el ímpetu y la vitalidad de la Declaración Universal de los Derechos Humanos” – Volker Türk 1
Éctor Jaime Ramírez-Barba.- Durante la ceremonia de clausura del 8º Congreso Mundial contra la Pena de Muerte, celebrado en febrero de este año, Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, habló sobre el tema “Violaciones de los derechos humanos relacionadas con el uso de la pena de muerte, especialmente respecto a limitar la pena de muerte a crímenes de extrema gravedad”. Enfatizó que no podemos olvidar que la aplicación de la pena de muerte por parte de un Estado, el castigo más severo e irreversible, es extremadamente difícil de conciliar con la dignidad humana y con el derecho fundamental a la vida. 2
Türk recordó que en diciembre pasado, la Asamblea General aprobó históricamente una resolución que instaba a una moratoria global en el uso de la pena capital, con el objetivo de su futura abolición. Apeló a la abolición de la pena de muerte en aquellos estados que aún no lo han hecho.
El martes 16 de mayo, Amnistía Internacional presentó su informe anual 2022 sobre la pena de muerte.3 – 4 Entre los hallazgos más importantes, se reveló que las ejecuciones registradas en 2022 alcanzaron el nivel más alto en cinco años. En los países de la región de Oriente Medio y el norte de África, se violó el derecho internacional mostrando una cruel indiferencia hacia la vida humana. En Arabia Saudita, se ejecutaron a 81 personas en un solo día, y en un intento desesperado de sofocar el levantamiento popular, Irán ejecutó a personas simplemente por ejercer su derecho a protestar. Las ejecuciones se reanudaron en cinco países: Afganistán, el Estado de Palestina, Kuwait, Myanmar y Singapur, y aumentaron en Irán (de 314 a 576), Arabia Saudita (de 65 a 196) y Estados Unidos (de 11 a 18).
A pesar del aumento de las ejecuciones en 2022, el número total de condenas a muerte impuestas permaneció prácticamente inalterado, con un ligero incremento: de 2.052 en 2021 a 2.016 en 2022. Ante la moratoria aprobada por el Consejo General, Agnès Callamard de Amnistía Internacional expresó su esperanza de que este horrendo castigo pueda ser relegado a los anales de la historia.
Hoy, en la revista Lancet 5, se publicará un editorial en el que se reflexiona sobre si, en la aplicación de la pena de muerte, además de la violación de los derechos humanos, también se viola la ética del cuidado por parte de los médicos. A lo largo de la historia, los médicos han participado en el asesinato de civiles sancionado por el Estado. Los médicos involucrados evalúan clínicamente la competencia mental para la ejecución, examinan físicamente y monitorean los signos vitales antes, durante y después de la ejecución y certifican la muerte. En casos extremos, los médicos asumen el papel de verdugos e incluso se involucran en la obtención ilegal de órganos de presos ejecutados.
La Asociación Médica Mundial sostiene que no es ético que los médicos participen en la pena capital de ninguna forma o en cualquier etapa del proceso de ejecución, incluyendo su planificación y la instrucción o capacitación de personas para realizar ejecuciones. El Código de Ética Médica de la Asociación sostiene que los médicos no deben participar en ejecuciones legalmente autorizadas. Por su parte, Physicians for Human Rights se opone vehementemente a la participación de profesionales de la salud en las ejecuciones.
Los médicos que participan argumentan que simplemente están tratando de garantizar que los últimos momentos de una persona sean lo más seguros y libres de dolor posible, considerando esto una obligación moral para reducir el sufrimiento. Otros alegan que en Estados represivos, como China e Irán, los médicos son coaccionados y actúan bajo coacción, mientras que las Asociaciones Médicas en estos lugares guardan silencio absoluto. Se señala que la OMS, a pregunta expresa, no ha emitido su opinión.
La pena de muerte es inhumana y viola el derecho fundamental a la vida. La participación de los médicos en este proceso permite este continuo abuso de los derechos humanos y socava los cuatro pilares de la ética médica: beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia. La condena universal de la pena de muerte, tanto por parte de los médicos como de las asociaciones médicas, es un paso esencial en el camino hacia la abolición.
En nuestro país, si bien está abolida la pena de muerte desde 2005, existen ahora iniciativas de Ley para aprobar la eutanasia o el suicidio asistido, limitando la objeción de conciencia por otro lado 6 – 7. De aprobarse por la mayoría de Morena estas leyes contra el derecho a la vida, ¿deberán participar los médicos en la ejecución? ¿Cuál es su opinión al respecto?