PLASMA QUE SALVA Por Éctor Jaime Ramírez Barba
“Habemos enfermos que necesitamos el plasma para sobrevivir” Claudia Moreno
Les comento el siguiente hecho de nuestro México estimados lectores: El sistema de donación de plasma es prácticamente inexistente. El plasma recuperado se obtiene por donación de sangre total, que actualmente depende de un esquema voluntario y altruista que produce menos del 5% de la demanda en el país. Entre 2013 y 2020, el número de donaciones osciló entre 1.03 y 1.7 millones. El porcentaje de donantes voluntarios, sin considerar donantes de reposición, se ha mantenido debajo del 10%. Por tal motivo, México está lejos de ser autosuficiente y muchas vidas se pierden por ello.
“Plasma que Salva”, es una iniciativa creada por doctores y pacientes, nos ha presentado una propuesta de reforma a la Ley General de Salud para incluir la donación voluntaria y compensada en México y de ello quiero comentarles.
En el tejido que entrelaza la salud de una nación, las terapias derivadas del plasma (TDP) resaltan como hilos dorados, indispensables para enmendar el entramado cuando este se debilita. Estas terapias son un paliativo para los que luchan contra enfermedades que les roban las proteínas vitales, para aquellos cuyas heridas no cicatrizan, para los quemados cuya piel clama alivio, y para los que, en el silencio de su genética, enfrentan inmunodeficiencias que la vida les presentó como reto.
En el corazón de esta narrativa está Claudia Moreno García, cuya existencia es un testamento de resistencia y esperanza. Diagnosticada con inmunodeficiencia común variable, su vida se ha convertido en una secuencia de desafíos: desde una niñez marcada por enfermedades hasta una adultez asediada por neumonías recurrentes, que culminaron en el diagnóstico de fibrosis pulmonar. La clínica Mayo fue su faro en la tormenta, donde las terapias de gama globulina subcutánea, obtenidas del plasma de 130 almas generosas anualmente, se convirtieron en su salvación.
Claudia, que ahora se desempeña como asesora financiera y agente de ventas en el sector salud, no solo se sobrepone a su condición, sino que también se ha convertido en una campeona de la causa “Plasma que Salva”, un proyecto que no solo le devuelve la ilusión, sino que promete ser una luz de esperanza para quienes comparten su lucha.
No es un secreto que las TDP son recursos escasos; incluso países con infraestructuras sanitarias avanzadas luchan por satisfacer sus necesidades. El ejemplo más prominente es Estados Unidos, que no solo alcanza su autosuficiencia sino que también provee el 70% del plasma a nivel mundial. Sin embargo, la creciente demanda y las advertencias de la Organización Mundial de la Salud hacen eco de una crisis inminente: el actual modelo de suministro no es sostenible.
Como mencioné al principio, México enfrenta su propia encrucijada en este ámbito. El sistema de donación de plasma es incipiente, y el altruismo, aunque noble, no es suficiente para cubrir la creciente demanda. Las cifras hablan por sí solas: menos del 5% de las necesidades del país se ven satisfechas bajo el actual esquema de donación voluntaria.
Ante este panorama, “Plasma que Salva” no solo ha identificado la brecha, sino que también se ha armado con una propuesta de reforma a la Ley General de Salud que impulsamos desde nuestra bancada de Acción Nacional y otros partidos políticos. La iniciativa busca instaurar un modelo de donación voluntaria y compensada, un sistema que reconoce y valora el tiempo y el esfuerzo de cada donante. No se trata de desincentivar la generosidad, sino de complementarla con un esquema que beneficia a todas las partes involucradas.
Los donantes se ven motivados a mantener un estilo de vida saludable, los pacientes acceden a un suministro más estable de TDP, y el sistema de salud se fortalece, creando un círculo virtuoso que no solo mejora la calidad de vida de los pacientes, sino que también impulsa el desarrollo económico y sanitario de México. La propuesta tiene el potencial de posicionar a México como líder en la región de América Latina en la producción y suministro de TDP, fomentando un sistema de salud más robusto y accesible. En este contexto, “Plasma que Salva” no es solo una iniciativa; es un movimiento que busca transformar adversidades en oportunidades, cambiando la vida de los pacientes que dependen de estas terapias para sobrevivir.
La historia de Claudia y el desafío que enfrenta México son un llamado a la acción. La sangre es el denominador común de la humanidad y el plasma, su elemento salvador. Cada donación cuenta, cada gota puede ser el aliento que salva una vida. “Plasma que Salva” es más que un proyecto; es una promesa de vida, una oportunidad para que la nación se una y camine hacia un futuro donde la salud y la solidaridad se entrelazan como compañeras eternas.
Esta es la visión que impulsa a “Plasma que Salva” y a Claudia Moreno García. Pero más allá de una sola voz, esta es la sinfonía de muchas vidas interconectadas, un coro que canta la posibilidad de un mañana más sano y autosuficiente. Con cada voluntario que extiende su brazo para donar, con cada político que apoya la reforma legislativa, con cada médico y científico que contribuye a mejorar los procesos, México se acerca a la cima de su potencial en el cuidado de la salud.
La historia de Claudia es una de muchas, y su llamado a la acción resuena en los corazones de los mexicanos. Se nos presenta una oportunidad no solo de atender una necesidad inmediata, sino de forjar un legado de compasión y progreso. Con la implementación de la donación voluntaria y compensada, México puede emergir como un bastión de esperanza y liderazgo en el tratamiento de enfermedades que dependen de las terapias derivadas del plasma.
Este es el momento de México para brillar, para demostrar que el espíritu de colaboración y la innovación pueden superar los desafíos más difíciles. “Plasma que Salva” es una chispa que puede encender la llama de la transformación, ofreciendo a cada mexicano la oportunidad de participar en la creación de un sistema de salud que no solo satisface las necesidades de hoy, sino que también asegura el bienestar de las generaciones venideras.
Al final, la historia de “Plasma que Salva” es nuestra historia, una que aún está siendo escrita. Cada donante añade una palabra, cada paciente una página, y cada reforma un capítulo. Juntos, podemos completar este libro de esperanza y sanación, asegurando que cada individuo tenga la oportunidad de vivir una vida plena y saludable.
Que la voz de Claudia y la misión de “Plasma que Salva” resuenen como un llamado a la movilización, a la generosidad y a la acción. Que cada uno de nosotros sea parte de la solución, dando un paso adelante en este camino de autosuficiencia y solidaridad. Porque cuando el plasma fluye, la vida prospera, y México tiene el poder de garantizar que este flujo nunca se detenga. Les informaré del avance de la iniciativa, agradeciéndole a Claudia y a todo el equipo su generosidad para presentar esta historia y la propuesta de cambio en la Ley General de Salud.
*El autor es médico especialista en cirugía general, certificado en salud pública, doctorado en ciencias de la salud y en administración pública, y es diputado reelecto del grupo parlamentario del PAN en la LXV Legislatura.