Por Tomás Pichardo.- Ibamos caminando a varias cuadras de distancia de Reforma para incorporarnos a la caminata en defensa del INE, cuando escuchamos el murmullo de la multitud y al llegar al lugar vimos con alegría que era por la enorme multitud que acudió a este evento.

Vimos gente de todo tipo: blanquitos, morenitos, gente de clase media alta, alta y clase media baja, gente que a todas luces era parte de la clase trabajadora, todos coreando la consigna: “A eso vinimos, a defender al INE”. Otro dato relevante es que también los contingentes estaban compuestos por gente de todas las edades: niños, adolescentes, jóvenes, adultos, adultos mayores, todos en movimiento con gran entusiasmo, ejerciendo su derecho a manifestarse.

Para el frente y para atrás no se alcanzaba a ver a donde empezaba y a dónde terminaba la columna de miles de personas que marcharon. El discurso del orador del día había concluido y podría pensarse que con ello también el evento, pero no, porque seguía llegando la retaguardia de los manifestantes.

Se me ocurrió antes de salir de casa hacer dos cartelitos “de volada” uno de ellos un monito de papá decía: “YO quiero que mi hijo vote con libertad”, y otro monito decía: “Yo quiero lo mismo para mis nietos”. Ibamos caminando cuando un padre de familia nos detuvo y se agachó con sus hijos pequeños para decirles: “¿Ven lo que dice aquí?” les leyó y agregó: “por eso vinimos, porque queremos que uds. voten con libertad”.

Miles de personas marchamos con una sola idea en la cabeza: tener una democracia libre, en donde los ciudadanos elección con elección sean convocados y acudan a vigilar que en los procesos electorales se respete el triunfo de quienes tengan la mayoría de votos como sucedió con la victoria del presidente que hoy gobierna.