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Predicar con el ejemplo

Por Alejandro Díaz.- Es muy fácil dar recetas para que los demás las sigan, lo difícil es ser congruente. Si un Secretario de Salud invita a no fumar pero se exhibe en público con un cigarrillo o un puro en la mano difícilmente convencerá a los fumadores a dejar de hacerlo. Toda indicación o sugerencia, inclusive las obligatorias, no encontrarán campo propicio si quien tiene el mando o quien dicta las medidas no muestra la necesaria congruencia.

Las medidas anunciadas para contener la pandemia han sido difíciles para muchos, en especial para los que viven al día. Otros no lo han aceptado. Muchos no las siguen sin razón válida. A pesar de que el distanciamiento y el aislamiento familiar han probado su eficacia para amortiguar la proliferación de la enfermedad, el egoísmo de unos pocos antepone sus objetivos personales al bienestar general.

El caso más grave es el del Presidente, quien no sigue las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), mencionadas por su subordinado técnico en varias de sus “mañaneras”. No puede decir que no las conoce pues las oyó estando presente, pero hace lo contrario como si fuera esquizofrénico. A los pocos días de establecer las directrices las transgrede: en vez de estar en casa, viaja 2,400 kilómetros a un evento intrascendente en Tijuana y luego otros 1,000 para ir a Sinaloa a una multitudinaria comida organizada en su honor.

Si bien no está claro quien organizó esa comida, si se sabe que fue aprovechada por familiares del Chapo Guzmán para abordarlo y que saludara a la madre del criminal. Con independencia del enrollo legal del encuentro con el Cártel de Sinaloa, él violó las dos principales recomendaciones para prevenir la diseminación del virus ¿Cree que es el mejor ejemplo a seguir?

Este segundo episodio con el Cártel de Sinaloa lo abordaré en una futura ocasión, ahora sólo insistiré en la resistencia presidencial a las reglas sugeridas por la OMS y presentadas por su incondicional López-Gatel. Con toda seguridad sabe que tiene varios millones de seguidores que harán todo lo que él diga o haga. Pero si lo primero se contrapone con lo segundo ¿Qué decidirán hacer? y ¿Qué tanto complicarán la pandemia?

Con tanto contacto personal como sigue buscando el mandatario, aún si no se contagia del Coronavirus, lo estará diseminando por toda el país. No será difícil que varios de sus acompañantes usuales contraigan el mal y que tanto Tijuana como Badiraguato sean nuevos focos de infección.

La insistencia de López Obrador de que “primero los pobres” puede volverse una maldición para sus seguidores y para el sistema de salud. Si sus seguidores le hacen caso a sus actos y no a las declaraciones de su gobierno, la pandemia crecerá entre ellos. En vez de quedarse en casa, harán como él saliendo a hacer su actividad preferida y en vez de mantener la sana distancia con quienes no son de su familia cercana, abrazarán a muchos multiplicando los contagios.

Si además, el Presidente llegara a contagiarse va a ser cuesta arriba el salvarlo pues además de la edad padece de varios males para los cuales la OMS ha advertido que son agravantes. La necesaria congruencia podría alejarlo de contraer el mal y reducir su proliferación.

daaiadpd@hotmail.com