Antes que nada, quiero desearles que busquen ser felices, que tengan salud y que este año que inicia sea lleno de bendiciones.

Después de un lapso sin comentar con ustedes, retomo la computadora para seguir manifestando mis ideas y seguir tratando de ser útil a través de mis opiniones para alcanzar un desarrollo humano y social pleno. Hay vientos fuertes y sombras en el futuro, pero podemos sortear estos temporales unidos y con la capacidad de analizar y poner acción.

El título de esta columna corresponde a las preguntas que la gran mayoría nos hacemos, o preguntas que me hacen cuando hablamos con las personas sobre la política y la situación de México. Situación difícil porque tenemos un gobierno que no escucha, solo avasalla y arrasa para lograr sus fines mediocres y tener todo el Poder.

Quiero reiterar lo que ya he escrito y dicho muchas veces: “UNA COSA ES ATACAR A ALGUIEN Y OTRA COSA ES SEÑALAR HECHOS RESPECTO A SU CONDUCTA”. No estoy atacando estoy comentando lo que padecemos y lo que puede venir si o tomamos conciencia dela situación que vivimos.

En esta lucha diaria en búsqueda del Bien Común debemos usar las únicas armas que tenemos y que son irresistibles: Las ideas y los valores del alma, ni tenemos otras ni hay mejores, decía Don Manuel Gómez Morín. Y todos creo estamos muy conscientes de que lo importante no es el poder, sino para lo cual debe servir el poder.

Debe servir básicamente para servir y escuchar y en el caso del poder del gobierno para ser útiles a los ciudadanos, no usarlos, no comprarlos, es para hacerlos crecer como personas. Gobernar es facilitar la vida a la gente.

El que tiene autoridad tiene poder. Al revés no es posible. El poder absoluto corrompe porque puede existir sin autoridad y eso lleva al autoritarismo. La autoridad genera confianza en la gran mayoría y para tener autoridad hay que tener eficacia moral por eso la autoridad es una fuerza moral, ético-normativa. Para tener poder hay que tener capacidad de influir, el poder a veces es fuerza material. Si juntamos esto en los gobernantes debemos entender que en la política entran en juego valores para los que debemos trabajar: verdad, vida, justicia, libertad y tolerancia.

Ahora volviendo a la que debemos hacer o podemos hacer. Lo primero es entender que no somos entes separados, que somos una parte de una sociedad, que en la medida que nuestra comunidad esté bien, nosotros estaremos bien, todos debemos ver hacia el exterior y no egoístamente pensar en mi persona. El hombre es un ser social. Siempre ha vivido en sociedad como un hecho natural casi sin reparar en ello, la importancia que todo este aprendizaje de costumbres, de modos de comportarse, de relacionarse y de comunicarse tiene para todo ser humano desde los primeros meses de su vida. Todo ello forma un conjunto de pautas y patrones de conducta social sin los cuales los seres humanos se podrían ver reducidos.

Con estos principios de comunidad y vida social es como debemos actuar, ser solidarios, pero lo más importantes aplicar el principio de la subsidiariedad que en resumen es “Que el más fuerte no haga lo que el más débil puede hacer” Enseña a pescar, no regales el pescado. Y con estas bases veamos la razón del ¿Por qué pudo sobrevivir el hombre? Básicamente, por su carácter social, que le permitió enfrentarse al proceso de adaptación a la naturaleza de una manera organizada, con formas cada vez más complejas y eficaces de organización social. La sociedad, pues, nos permite comprender no solo la adaptación del ser humano a la naturaleza, sino la misma naturaleza del hombre como ser moldeado por su sociedad y cultura. No hemos subsistido por lo regalado, hemos subsistido por el trabajo organizado en sociedad, cada uno haciendo su labor desde su trinchera. “Los hombres no viven solamente en sociedad, como los primates y otros animales sociales, sino que ellos producen la sociedad para vivir en ella, y para producir una sociedad, es preciso combinar tres principios”: dar, intercambiar y conservar.

Hoy en México y otras partes del mundo los “líderes” los que nos gobiernan se dedican a endulzarnos el oído, se dedican a decirnos lo que queremos escuchar, no nos escuchan, solo hablan. Todos los días nos bombardean con sus ideas, pero no se detienen a escuchar a todos y cada uno. Creen tener la verdad absoluta y lo más grave es que la mayoría de nosotros, los ciudadanos, nos conformamos con eso. No analizamos ni razonamos, no participamos, aplaudimos todo a cambio de unas migajas del banquete.

Estamos siendo bombardeados por decenas de reformas legales, reformas a la Carta Magna, a las leyes secundarias, con la premisa de que son para ayudar al pueblo, a los pobres, a combatir la corrupción y nos la creemos. No nos detenemos a meditar lo que realmente pasa, a conocer el fondo del asunto. ¿Hemos analizado de dónde sale tanto dinero para regalar? ¿Hemos analizado las consecuencias de la deuda? ¿Hemos analizado si la corrupción se terminó? ¿Hemos analizado las consecuencias de la elección directa de juzgadores? La respuesta es no. Y ahora quieren hacer su reforma electoral ¿Y sabes para que la quieren hacer? Pues muy fácil para que en dos años, en el 2027 que se renueve la Cámara de Diputados la Presidente Claudia no tenga nada de oposición sobre todo para el manejo del presupuesto.

Millones de mexicanos dejaron de cumplir su obligación de ir a votar el pasado 2 de junio de 2024 y para MORENA y sus aliados se les facilitó el triunfo, robado, con trampas y la sobrerrepresentación en el Congreso.

Hoy pagamos las consecuencias. Los gobernadores que en más del 70% son de MORENA no cumplen con su trabajo, son simples alfiles de la presidencia. Que ocasiona eso ingobernabilidad y crecimiento del caos.

Por lo tanto lo que debemos y podemos hacer es participar, es enterarse de lo que sucede, es analizar día con día la situación del país es ponerse las pilas y prepararnos para rescatar a México. No es solo estirar la mano a recibir un dinero que te regalan, es estirar la mano para trabajar codo a codo con los mexicanos. Es despertar, es sacudirse el egoísmo, es ser honesto, trabajar por el Bien Común.

Tomás Trueba Gracián.