Restauran Museo de la Apachería El Sauz, resguardo de la vida cotidiana de apaches y vaqueros
Ciudad de México 25 de junio de 2019.- El Museo de la Apachería, en la antigua Hacienda de El Sauz, alberga fotografías, enseres, armas, ropas para enfrentar el extremoso clima y otros tesoros históricos que dan testimonio de la vida cotidiana de figuras icónicas de Chihuahua como son los aguerridos apaches y los recios vaqueros. Ambos, excelentes jinetes y distintivos de la cultura del norte de México.
A 54 kilómetros de la capital del estado, el paso del tiempo y el abandono oficial amenazaban con destruir la casona de la antigua Hacienda El Sauz, cuyos cimientos tendían a hundirse; los muros de las Salas Apache y Vaquero tenían agrietamientos, los pisos de madera estaban desgastados, el techo y las puertas requerían de la atención inmediata para evitar que la finca se destruyera.
El Gobierno del Estado, en coordinación con los gobiernos Federal y Municipal, realizaron una serie de obras con inversión de 2 millones 557 mil 648 pesos, para detener el deterioro y preservar la finca de principios del Siglo XX, donde se alberga el Museo de la Apachería, que se considera único en su tipo en México.
Ángel Díaz, administrador del Museo, comentó que la parte Este de la finca, estaba sufriendo un asentamiento y el cimiento no realizaba su trabajo, por lo que había grietas en techo, paredes y la cimentación misma.
Fue necesario recimentar con concreto, ampliar la cámara de ventilación que tiene cada extremo de las salas Apache y Vaquero.
Se colocaron zapatas que permitieron el vaciado de 49 metros cúbicos de concreto reforzado y más de una tonelada de acero en varillas, lo que permitió dos salas nuevas.
Sobre el piso, que viene a ser el techo de los sótanos, se proyecta un video que narra la Batalla de Tres Castillos, en octubre de 1880 y donde se cuenta la muerte el jefe Victorio, abatido por un disparo del rifle de Mauricio, un riflero rarámuri enlistado en las filas del coronel Joaquín Terrazas.
“Fue necesario excavar y sacar a mano montones de tierra, retirar las piedras que estaban ahí, porque son trabajos delicados que si no se hacen bien, probablemente causarían que se colapsaran las salas”, relató Díaz.
El dictamen de obra fue realizado por especialistas en restauración de edificios históricos y fue avalado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Información de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas del Estado (SCOP), da cuenta de que este trabajo abrió paso a la construcción de dos sótanos, debajo de las salas mencionadas, para establecer ahí una experiencia de museografía virtual sobre apachería y vaquería, actividad ganadera y agricultura propias de esta región del norte de México.
Para bajar a los sótanos, se colocaron escaleras metálicas con escalones recubiertos con madera de encino.
Los cimientos de piedra de los sótanos quedaron a la vista como estética visual, se repusieron vigas de madera de pino en la duela en las salas mencionadas. Se vaciaron firmes de concreto reforzado con malla.
En las antesalas, salas, pasillos, sala individual, sótanos y bodegas, se colocaron 370 metros cuadrados de duela de madera de pino y 205 metros lineales de zoclo de madera.
Las fachadas frontal y posterior fueron pintadas a base de cal, en una extensión de 572 metros cuadrados.
Se restauraron las cuatro puertas de madera principales y otras 25 piezas, entre puertas y ventanas chicas en el exterior del edificio, en una extensión de 109 metros cuadrados.
Como parte de las obras, se aplicaron 733 metros cuadrados de impermeabilizante acrílico, además de pintar con esmalte color verde la cúpula y restauración de madera en ventanas de la misma.
Con la restauración, se recupera un sitio histórico y cultural en beneficio de los chihuahuenses y a favor del turismo local, nacional y extranjero.
La ex hacienda data de principios de 1700, siendo su propietario Benito Aspedes de Rivera y que a finales de 1800 fue adquirida por la familia Terrazas.
El edificio actualmente visible, data de 1909, construido por encargo de Luis Terrazas.
Con la Revolución Mexicana, las familias abandonaron la propiedad de El Sauz, quedando a cargo de las familias Barrio y Solís, hasta mediados de siglo, que fue ocupada como escuela, casa del maestro, albergue de niños y bodegas.
Como fiel testigo de la paz entre apaches y vaqueros, a la entrada del Museo está un “tipí” o carpa gigante y al fondo se puede ver el Cerro de Victorio, dedicado al más destacado caudillo apache.
Visitar el Museo de la Apachería, significará conocer también la historia de la afamada ganadería chihuahuense y disfrutar del más sabroso asado de puerco en el contiguo Rancho de los 500 Novillos, en cuyo honor se compuso una canción muy popular.