Salud que Impulsa Prosperidad: Inclusividad Por Éctor Jaime Ramírez-Barba

“Ninguna economía puede prosperar si excluye a parte de su población”. Joseph Stiglitz
La salud no solo es un derecho humano fundamental, sino el motor que impulsa la prosperidad de las naciones. Así lo demuestra el reciente informe “La salud impulsa la riqueza: el impacto económico de la inclusión sanitaria” –https://bit.ly/4drYkts–, la tercera fase del “Índice de Inclusión en Salud” desarrollado por “Economist Impact“, que analiza cómo mejorar la inclusividad en salud puede traducirse en beneficios económicos, sociales y de bienestar para 40 países de todos los niveles de ingresos incluido México, habiendo participado Vanessa de la Cruz-Góngora, profesora de nutrición y envejecimiento del Instituto de Salud Pública de México.
La salud inclusiva implica eliminar barreras personales, sociales, culturales y políticas que impiden a las personas alcanzar el bienestar físico y mental. No se trata solo de servicios médicos: hablamos de educación, entorno, oportunidades y participación. El informe destaca que invertir en salud inclusiva no solo mejora la calidad de vida, sino que impulsa la productividad y ahorra recursos públicos.
Uno de los hallazgos más relevantes es el impacto de la baja alfabetización en salud. En México, este fenómeno se traduce en costos médicos casi tres veces mayores para quienes no comprenden información médica básica ni saben navegar el sistema sanitario. El informe estima que reducir en 25% la prevalencia de baja alfabetización en salud podría ahorrar 303 mil millones de dólares anuales en los países evaluados y aumentar el PIB en promedio 0.4%. Para México, esto implica fortalecer la educación en salud desde la infancia, adaptar la comunicación a contextos culturales diversos y combatir la desinformación, especialmente en la era digital.
La salud bucal es un claro reflejo de las desigualdades en México. Las caries y enfermedades periodontales son altamente prevalentes, sobre todo en zonas rurales y entre personas de bajos ingresos, donde el acceso a dentistas es prácticamente nulo. México tiene la tasa más baja de odontólogos en la región, con menos de dos por cada diez mil habitantes. Esta limitada disponibilidad de profesionales, sumada a la escasa cobertura de programas preventivos, agrava la situación de los más vulnerables. Fortalecer la prevención y ampliar el acceso a servicios odontológicos es una oportunidad para mejorar la productividad y el bienestar social en México.
La contaminación atmosférica representa uno de los desafíos más apremiantes para la salud pública y la equidad social en México, especialmente en la Zona Metropolitana del Valle de México, donde los niveles de partículas PM2.5 superan los estándares de la OMS. El informe estima que cumplir con estos estándares podría evitar 4.5 millones de muertes anuales en los países evaluados y generar un beneficio económico de 101 mil millones de dólares al año, con un impacto 64% mayor en los grupos de bajos ingresos. En México, la exposición a la contaminación del aire afecta de manera desproporcionada a las comunidades más pobres, quienes suelen vivir cerca de fuentes de emisión o en viviendas con mala ventilación. Esta situación incrementa la incidencia de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, perpetuando el círculo de desigualdad y pobreza.
El informe revela que las mujeres mexicanas viven, en promedio, más años en mala salud que los hombres y enfrentan barreras específicas, desde la inequidad en la atención reproductiva hasta la subrepresentación en la investigación clínica. Tres cuartas partes de los países analizados, incluido México, registran un aumento en la prevalencia de anemia en mujeres en edad reproductiva. Incluso en comunidades remotas, es más fácil y barato acceder a bebidas azucaradas que a alimentos nutritivos, lo que agrava la crisis nutricional. Reducir la anemia en 50% para 2030 generaría un dividendo anual de 48 mil millones de dólares y recuperaría 290 millones de días laborales para las mujeres, pero ningún país está en camino de cumplir este objetivo. Además, el dolor lumbar, de cuello, osteoartritis y artritis reumatoide afectan más a las mujeres, con un costo de 120 mil millones de dólares anuales en atención y productividad.
Por último, el envejecimiento poblacional en México avanza rápidamente, pero la longevidad no siempre se traduce en calidad de vida. Las personas mayores enfrentan barreras de acceso a servicios especializados, baja alfabetización digital y dificultades para acceder a programas de prevención de enfermedades musculoesqueléticas y osteoporosis. Los costos anuales por fracturas de cadera y columna superan los 141 mil millones de dólares en los países del índice. Mejorar la prevención y tratamiento podría ahorrar 31 mil millones de dólares anuales y reducir significativamente la mortalidad prematura y la discapacidad.
El informe concluye con tres grandes recomendaciones: empoderar a personas y comunidades mediante la alfabetización en salud, garantizar sistemas de salud inclusivos y abordar los determinantes sociales de la salud con políticas intersectoriales. La salud inclusiva debe ser una prioridad transversal en todas las agendas públicas, pues sus beneficios trascienden el sector salud y se reflejan en cohesión social, crecimiento económico y bienestar colectivo.