SÍ SE PUEDE REDUCIR LA VIOLENCIA
Por Alejandro Díaz.- Las cifras de homicidios dolosos en México no han dejado de aumentar desde que se lleva cuenta. Quizá antes fueron más numerosos pero sin registros no es posible precisarlo. Lo que sí es claro que ese número desde entonces ha crecido enormemente. De 14,493 en 1980 llegamos a 36,476 el año pasado y todo indica que este año nuevamente se sobrepasará al año anterior.
Aún la cifra de más de 14 mil ya era muy alta pues equivale a 10.9 (homicidios por100 mil habitantes), ya que en los países industrializados la tasa es menor a 5.3 (cifra para Estados Unidos porque los países europeos tuvieron el año pasado menos de 2.5). Ciertamente la cifra de México es menor que en los países más violentos, como El Salvador o Venezuela que tienen índices mayores a 60, pero es alta. México debiera aspirar a niveles similares a los de Argentina o Chile, de 4.3.
Entre 1990 y 2007 supuestamente había un arreglo (jamás probado ni documentado) con los cárteles de la droga que mantuvieron relativamente bajos los índices de violencia en el país. Es hasta que se declara la “guerra contra el narcotráfico” por el Presidente Calderón en 2006 que los medios difunden que por ello la violencia se destapa.
En ese momento estuvo claro que no se mantenía acuerdo con cártel alguno, y por las acciones gubernamentales el número de homicidios baja de 10,452 en 2006 a 8,867 en 2007. A partir de 2008 se eleva el número de hasta llegar a 25,967 en 2012. Lo que detonó la violencia fue que por la detención de los cabecillas se desatan luchas de poder. Fueron pocas las fatalidades en los operativos. Es la lucha entre delincuentes por el control de cada cártel o por territorio lo que detona el número de homicidios.
Cuando se da el cambio de gobierno en 2012, se dice que se suspende la “guerra” y los homicidios bajan ligeramente los primeros años del sexenio. Pero luego suben estruendosamente en 2017 y 2018 a niveles de 32 mil y 36 mil. Finalmente el gobierno de Peña Nieto termina con un total de más de 157 mil homicidios, muy superior al sexenio anterior de 121 mil.
Durante la campaña electoral 2018, el candidato López Obrador criticó, y con razón, las “altísimas cifras de homicidios” y ofreció reducirlas en forma drástica. Pero la política de seguridad ofrecida de “abrazos y no balazos” no ha tenido éxito; la cifra de homicidios se mantuvo en 2019 y sube este año 32% más, a pesar de tener adicionalmente 100 mil elementos de seguridad más en la calle.
¿Qué debiera hacerse para abatir los homicidios en el país? Seguir cualquiera de las dos estrategias ya probadas conseguirá los mismos malos resultados. No podemos limitarnos a usar sólo la fuerza del Estado pero tampoco aparentar que no pasa nada; se requiere una estrategia inteligente y perseverante. Una que con inteligencia -en ambos sentidos de la palabra- analice los diferentes grupos delincuenciales, sus acciones e intereses y logre anticiparse a todas sus acciones sean violentas, comerciales o financieras. Prevenir será cada día más importante.
Por otro lado deben reforzarse la aplicación de las leyes para terminar con la impunidad a todo nivel y en todos los procesos legales. También fue una de las propuestas del candidato López y que sigue sin hacer realidad ahora que tiene el poder. Se requiere invertir recursos no sólo en inteligencia, formación de policías y ministerios públicos, así como en jueces y magistrados. Más que reforzar cárceles y edificios de tribunales hay que formar funcionarios éticos y capaces para inhibir la impunidad.
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