Teoría, ficción y realidad de la revocación de mandato
Salvador I. Reding Vidaña.- ¿Se debe participar o no en la consulta de revocación del mandato de Amlo? ¿por qué sí y por qué no? ¿Qué se puede esperar de la consulta? Son las preguntas que tienen diversas y contradictorias respuestas. ¿Cómo veo el panorama?
¿Qué se aprobó como ley, en la Constitución? El derecho a revocar el mandato presidencial por pérdida de la confianza, en una consulta popular. Hay una ley secundaria y todo está bien regulado (menos la forma de la pregunta). Y este año 2022, por haberse reunido las firmas suficientes, dicha consulta la llevará a cabo el INE el 10 de abril. De esta manera, en teoría “el pueblo bueno y sabio”, nosotros, podríamos pedir y conseguir que se le revoque el mandato a Amlo, si vota más del 40% del padrón electoral. Pero… hay varios peros.
La ficción, a mi ver, es que pensar, desear, que será posible, en los días que faltan para esa fecha, conseguir que suficientes ciudadanos vayan a votar, que lo hagan pidiendo la revocación en mayoría, y que el total de votantes llegue o supere ese 40 por ciento del padrón electoral. Esta, es la ficción. Amlo dijo hace semanas, que si los votos por revocarle el mandato son mayores a quienes votan por que se quede, aunque no se llegue al 40%, renunciaría. Pero, sus promesas, ya está bien demostrado, no valen nada.
¿Cuál es la realidad, que los promotores del voto se niegan a tomar en cuenta? Que un elemental análisis político nos demuestra que, en dicha consulta, Amlo va a ganar, por gran margen, con los votos que se quede de presidente. Muchas razones hay para pensar así. Primero, vayamos a lo que indican las encuestas (no hay otro indicador mejor, lo digo para quienes insisten en que las encuestas no dicen la verdad). A pesar del pésimo gobierno del Peje y morenistas, federal y locales, la preferencia o popularidad del él simplemente se mantiene muy alta, y ni baja ni hay expectativas de que baje en las próximas semanas.
Además, y según diversas encuestas, la preferencia de intención de voto para las elecciones en seis estados a mediados de año, y salvo una elección, favorecen a Morena. Y lo favorecen desde poco hasta mucho, demasiado para pensar que se revertirán las preferencias a favor de la oposición. La simpatía por Morena, a pesar, de nuevo del mal gobierno, la inseguridad, etcétera, está muy alta, y eso bien puede significar votos a favor de que se ratifique al presidente.
Pensar que en estas semanas pueden cambiar las preferencias y el deseo de votar para lograr quitar al presidente, pecan, gravemente, de ingenuas. Se confunde el deseo con la realidad presente y próxima futura. Habría que convencer a millones, muchos, de ciudadanos, primero, que vayan a votar, y segundo, que voten por “botarlo” del cargo. No hay tiempo, ni dinero, ni organización, ni cauces útiles para lograr ese cambio de preferencias y actitudes. No ha habido argumentos válidos para convencer a millones de ciudadanos que “abran los ojos” y ayuden, votando, a sacar a Amlo.
Por la otra parte, la gente de Morena y su mesías tropical han invertido enormes dineros y esfuerzos, coerción, amenazas, promesas, para convencer a la gente de apoyar al presidente. Tiene todos los medios necesarios para conseguir suficientes votos pidiendo que se quede Amlo, no para sobrepasar el tal 40%, sino para tener mayoría.
Nada de eso va a cambiar, seguirán haciendo propaganda, promoción, para que se le apoye y voten millones por el presidente. Y esa promoción será dentro y fuera de la ley, descarada, como lo es el manejo del tema por Amlo en sus mañaneras, hace como que no interviene, y lo hace.
Ahora bien, no se pueden confundir, es otra ingenuidad, las participaciones populares tan bajas en la consulta y elecciones de 2021, con las actuales preferencias a favor de la persona del presidente, no de su gente. Es un mal indicador, pues la seducción popular de Amlo se cocina aparte.
El análisis político, ya hecho y publicado por analistas, columnistas y dirigentes de partidos o de la sociedad civil, muestran claramente que este ejercicio “democrático” es una farsa (como mucho se le ha calificado). La promoción para la recolección de las firmas vino de la presidencia, la campaña para reunir las firmas vino de allí y de Morena, descaradamente. Y así lo harán para tener votantes en abril.
El interés de lograr esa consulta de revocación claramente es del presidente y su partido, con el evidente propósito de aumentar su poder político, y todo lo que eso pueda significar, proclamarse amado y apoyado por el pueblo (ese que pone y quita), y no solamente seguir haciendo lo que le ha pegado en gana hasta donde ha podido, sino hacer más caprichos violando la ley.
La democracia a través del voto es un poder del ciudadano, pero en el mundo, no sólo en México, se ha demostrado, ad nauseam, que su manipulación puede convertir ese ejercicio democrático en un gran engaño. El derecho a votar es democrático, legítimo, pero su eficiencia ha dejado y puede dejar mucho, demasiado, que desear. Este es el caso de la próxima consulta de revocación de mandato de abril. La “terca realidad” se impone sobre la teoría y la ficción. El problema es negarse a ver esa realidad y lo que se puede, razonablemente, esperar para el 10 de abril.