TERCERA OLA
Marcos Pérez Esquer.- Agárrese usted porque ya llegó la tercera ola del maldito coronavirus; y no sólo eso, los especialistas ya hablan de que debemos empezar a prepararnos para la cuarta ola que llegará pronto.
De hecho, de acuerdo con datos del Conacyt, en estos momentos ya son siete Estados de la República lo que superan las cifras más altas de contagios que tuvieron durante las dos primeras olas, y hay cuatro más que están a punto de superarlas; es decir, al menos una tercera parte del país estaría hoy día en sus niveles más altos de contagio desde que comenzó la pandemia.
Baja California Sur, Sinaloa, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, están en el supuesto de los que ya superan sus peores cifras anteriores, mientras que Veracruz supera ya las cifras de su segunda ola, y estados como Tamaulipas, Nayarit y Guerrero están también a punto de rebasar sus propios récords.
En nuestro país esta tercera etapa comenzó hace cuatro semanas, pero pareciera que la opinión pública ya quiere voltear hacia otra parte, ya no quiere saber de los pormenores de la pandemia, está harta del tema, y siente que con el progreso en la vacunación el asunto está controlado, pero nada más falso que eso, primero, porque apenas van 36 millones de personas vacunadas, es decir, menos del 29% de la población, y segundo, porque si bien la población vacunada (la de mayor edad) participa menos en los contagios, desde hace 13 semanas más del 80% de la gente contagiada corresponde a personas de entre 16 y 55 años de edad, es decir, quienes no cuentan con la segunda dosis, o incluso ni siquiera con la primera.
Como dice el doctor Andreu Comas, epidemiólogo y virólogo experto en virus respiratorios, la tercera ola se desata a partir precisamente “del relajamiento de medidas a raíz de la vacunación”. Ese relajamiento se manifiesta con “el aumento de fiestas, graduaciones y reuniones masivas, así como en el uso de mascarillas”.
Lo peor de todo es que este galeno nos alerta sobre la posibilidad de que esta tercera ola pueda convertirse en una nueva catástrofe.
La razón es fácil de entender, en realidad ya no estamos hablando del mismo covid con el que habíamos estado lidiando, sino de otras variantes del mismo que no sabemos bien a bien cómo habrán de comportarse.
La variante Alfa que nació en Inglaterra pasó de representar el 0.3% de los contagios en diciembre, a un 20.1% en junio. La variante Gama que viene de Brasil pasó del 1.4% al 21% en ese mismo periodo. Pero la variante Delta, que surgió en India es por mucho, la más contagiosa y la más riesgosa, porque evade con mayor eficacia el sistema inmune. Esta variante pasó de representar el 0.4% en abril (mes en el que fue descubierta), a representar el 23% en junio, y el 34% en julio, del total de muestras obtenidas.
La combinación de estos dos factores, es decir, del irracional relajamiento de las medidas de contención -como lo son el uso de mascarillas, el lavado frecuente de manos, el mantenimiento de una sana distancia, e incluso en la medida de lo posible el quedarse en casa-, con el surgimiento de nuevas y más peligrosas variantes del virus, podría generar ese efecto catastrófico al que se refiere el doctor Comas.
Los datos indican que hoy es tan importante mantener y reforzar las medidas de prevención como lo fue al inicio de la pandemia.
Sin embargo, el gobierno lanza mensajes que van a contrapelo de esta realidad. Apenas en esta misma semana el presidente López Obrador señaló que todas y todos los niños y jóvenes en edad escolar deben regresar a las aulas en agosto próximo por que “no hay nada que lo impida”, y agregó, “hay un pequeño rebrote, afortunadamente, de contagios (sic), pero ya tenemos más vacunación y por lo mismo hay menos riesgos y ya no podemos seguir con las escuelas cerradas. Necesitamos abrir, de modo que el inicio de clases se va a dar”.
Otra vez, el presidente se atiene a sus “otros datos”, desprecia los hechos y desplaza la razón para sumergirse en una suerte de realidad alterna -o de ficción continua-, basada en lo que Kakutani identifica como “hechos alternativos”. Pero lo cierto es que la pandemia está lejos de ser superada, y de hecho, se está empezando a ensañar precisamente con las y los más jóvenes, justo a quienes el presidente urge a regresar a las escuelas. Si queremos estar más seguros, atengámonos a lo que nos dicen los científicos, no los gobernantes.