Tiempo de debates: sin sorpresa en Coahuila
Esther Quintana.- La cuna del arte del debate como competición de argumentos que conocemos en la cultura occidental, tiene su origen en la antigua Atenas. Hacia el siglo V a.C, fue Protágoras de Abdera, el primer maestro en el arte del convencer. De entonces a la fecha han pasado muchas lunas. Y hoy día sigue presente con alas renovadas. Con motivo de las elecciones que culminarán el próximo domingo 4 de junio en Coahuila, hemos tenido ya dos debates entre los aspirantes a la gubernatura del estado. Esperamos que también alcance el esfuerzo para quienes buscan una curul en el Congreso local. Ha sido un error desdeñar al Legislativo.
¿Qué es un debate electoral? Es un tipo de debate político en el que los candidatos se confrontan ideológicamente, en igualdad de condiciones, exponiendo las propuestas de sus eventuales programas de gobierno, así como de sus posturas frente a diferentes temas contingentes o controversiales de interés local, en el caso nuestro. Se pretende con estos ejercicios, que los votantes, entre ellos, los “indecisos”, puedan, por un lado, despejar sus dudas sobre un candidato e incluso cambiar o definir su intención de voto, así como de informar a la opinión pública con respecto a quienes son y qué es lo que pretenden realizar, en el supuesto de resultar electos.
Cabe destacar que la mediatización de la política alcanza su máxima expresión con motivo de las campañas electorales y derivado de esto es pertinente subrayar dos grandes transformaciones que en este ámbito se han dado. Primera, la multiplicación de agentes emisores, dada la transformación del contexto tecnológico y comunicacional, que comprende tanto la proliferación de canales digitales de televisión como la de plataformas de internet con gran potencial de difusión, y segundo, el aumento del número de partidos políticos con opciones de alcanzar la posibilidad de formar o entrar en el Gobierno. Los debates electorales, sin duda, pues, generan una ventana de oportunidad para que los actores políticos puedan trasladar sus mensajes directamente a la audiencia, y al mismo tiempo generar repercusión no solo entre el público que está siguiendo el debate en directo, sino entre los que lo comentan en las redes sociales, con importantes efectos electorales. Estos debates constituyen una de las pruebas más exigentes de la comunicación política contemporánea. La audiencia presencial y/o virtual, tiene la oportunidad de verlos juntos, sin más guión que un esquema de temas definido. El enfrentamiento es previsible, la tensión late que late. Los suspirantes van a exhibirse de cuerpo entero por dentro y por fuera, no solo hablará por ellos su lenguaje verbal si no el corporal, y este último no sabe gran cosa de contenciones. Los espectadores están frente a las oportunidad única de verlos, escucharlos, compararlos y hasta de decidir. Sin duda que el debate se irá afirmando como una herramienta muy útil de la democracia moderna. No obstante hay quienes afirman que “es un arma de doble filo: si bien representa un apoyo para la toma de decisiones de una sociedad en cuanto al rumbo que desea para sí, también ha derivado en la trivialización de la vida política, donde las ideas e ideologías se minimizan al exponer principalmente las cualidades personales de los contendientes políticos y al utilizar el discurso político como un instrumento de victoria y no como un proceso de construcción de lo político”. Y también tienen razón.
¿Qué vimos y percibimos en los 4 aspirantes a la gubernatura de Coahuila? Hablo por mí nada más. Pero antes, debo decir que me pareció más dinámico e incluyente el formato del segundo debate, sin que se demerite por esto, el primero. No hubo ninguna sorpresa por cuanto al desempeño de los aspirantes, actuaron acorde a lo que son y cómo son. Uno de ellos, y lo digo con todo respeto, no se le da a lo que ahí se iba, a más de que su impreparación quedó a la vista ¿Y sabe usted estimado leyente? Le importa un soberano bledo y hasta lo festina. Hubo otro que hizo derroche de estridencia innecesaria, pensé que había madurado en su forma de atacar, es el mismo que le conocí cuando coincidimos hace ya buen tiempo, en la mesa electoral, él como diputado del PRI y representante del mismo instituto, y yo ciudadana a secas, por el PAN. Es una persona preparada, hubiera hecho gala de eso. Otro de los contendientes habló sin perder compostura, propuso sin aspavientos, muy al estilo de su talante. Por su parte, el cuarto aspirante, se ciñó a la exposición de su oferta, aprovechó el tiempo estipulado y cuando contestó a alguna de las réplicas lo hizo sin permitirle al hígado que interviniera en asuntos que no son de su incumbencia. Sin duda que la intervención de los panelistas con preguntas directas a los candidatos, fue un acierto. Ahí, se demuestra, sin artificio alguno de que se está hecho.
Coahuila tiene asignaturas pendientes y una de ellas es la corrupción. Tiene que actuarse, para combatirla, conforme a la ley, con todo su rigor. Remontar esa cuesta va a traerle a nuestra entidad prosperidad en plural. Va a devolverle a muchos coahuilenses confianza y credibilidad en sus gobiernos y se fortalecerá cada instancia del poder público. Hago votos para que al próximo gobernador no le tiemble la mano y honre el voto que se le otorgue en las urnas.