UN ESTADO “HADA MADRINA”
Por René Mondragón
CASTRANTE
Sin duda, uno de los efectos primarios de los modelos populistas, es la llamada
economía central planificada, donde el gobierno –que no el Estado- decide que se
produce, quién lo debe producir, cuánto debe costar la producción, cómo deben
ser los procesos y los resultados de calidad, competitividad y productividad,
además de que, generalmente, burócratas que no tienen ni la más peregrina idea
de las formas en las que opera la empresa privada, su organización y métodos de
participación en el mercado y la excelencia en el servicio al cliente, son a quienes
“alguien” pone a fijar los precios de todo.
Los resultados son siempre funestos, por varias razones que mis hermosas
lectoras y amables lectores hacen llegar a la mesa de trabajo del escribano.
Inicialmente, porque las vías por recorrer, suelen ser de continuo, un permanente
fracaso. No hablaremos de PEMEX, CFE o las 100 Universidades que nos dijeron
que funcionarían como en Dinamarca, Finlandia o Suecia, solo para no “quemar” a
los ocurrentes sexenales.
CON LEGO NO, PORQUE LOS POPULISTAS NO LE ENTIENDEN
Para explicarlo “con palitos y bolitas”, el Estado “Hada Madrina” –vulgo, Estado
Benefactor”- es quien se encarga de resolverlo todo, de planearlo todo, de
comprarlo todo, de venderlo todo, de ordenar a quién se le da y cómo se le
entregan las cosas.
Para un salto epistemológico, vale comentar: Si usted produce lápices de grafito
para estudiantes de educación básica; y producirlos le cuesta $3.00 pesos –entre
materiales, maquinaria, sistemas y sueldos- puede ser probable que usted los
desee vender a $4.00 para que la utilidad le permita crecer, contratar más
personal, promocionarse mejor, incrementar las ventas e incluso, diversificar el
tipo de lápices fabricados; y, por qué no, competir con otros fabricantes.
Recordemos que “DONDE NO HAY COMPETENCIA, HAY INCOMPETENCIA”. Y
ése, es un primer aspecto a considerar, porque la competencia acaba por
favorecer al consumidor, a quien, además, la legislación protege de la creación de
algunos monopolios, incluyendo los de gobierno.
Pero, regresando al tema: Si a usted le cuesta producir un lápiz a tres pesos, y lo
quiere vender a 4, la decisión del cliente final dirá si su producto cubre o no las
expectativas y vale el dinero que está pagando.
Sin embargo, si el gobierno –mediante la aprobación de una ley- lo obliga a usted
a vender ese lápiz en $2.30 –dos pesos con treinta centavos- la pregunta obliga:
¿Usted seguiría trabajando para fabricar esos lápices? …. Yo tampoco.
Eso es lo que, en buen romance, se llama CONTROL DE PRECIOS. Es obvio.
Desalienta la iniciativa de los particulares y ¡adiós a la cultura de los
emprendedores, porque así, a nadie le conviene trabajar para perder! Por esa
razón, este escribano está totalmente de acuerdo con el presidente mexicano:
¡Primero los pobres!
En efecto, se trata de echar a andar cuatro principios que ha popularizado el PAN
porque son aspectos y valores universales. De entrada, por respeto a la dignidad
de los 3 millones de nuevos pobres que se agregan a las cifras de INEGI y el
CONEVAL generados en este sexenio, el gobierno tiene que aprender a ser
eficazmente solidario y verdaderamente subsidiario.
DE QUÉ SE TRATA
De ser solidarios con quienes menos tienen, menos pueden o menos saben, no
solo en la retórica mañanera o maldiciendo a los malvados ricos que acaban por
asociarse con el gobierno; porque la pobreza no se acaba exterminando a los que
generan riqueza y empleos. Pero estas acciones tienen que ir aparejadas con una
eficaz visión y acción subsidiaria que se sintetiza con la máxima de “enseñarle a
pescar” a alguien para que pueda comer toda su vida. Dicho más elegantemente:
Tanta sociedad como sea posible y solo tanto gobierno como sea necesario.
¿Se requieren bancos de alimentos, despensas, cobijas y ayuda de todo tipo?
¡Por supuesto que sí! Esto es indispensable, fundamental y básico. Se requiere la
ayuda y el apoyo social, PERO ESTO NO PUEDE SER PARA SIEMPRE NI TODA
LA VIDA.
SOLO PARA RECORDAR
El Programa “Solidaridad” del presidente Salinas de Gortari prometió acabar con
estos problemas; y todo lo que conocemos ahora, también: Jóvenes haciendo
quién sabe qué por el futuro, las Universidades del mal llamado Bienestar; los
créditos de los Bancos del Bienestar que ya no fían porque ya no hay dinero; o los
coqueteos con el presidente Biden para mandarle la nueva generación de
“braceros”, para sembrar arbolitos a cambio de residencias en Estados Unidos.
El fondo del asunto es que, si desde Salinas no se ha resuelto o remediado en
algo el tema de la pobreza, pues entonces, algo se está haciendo mal. ¿por qué
no, en vez de inventar “El Banco de Alimentos del Bienestar”, no se facilitan las
cosas fiscales y jurídico-operativas, para que los particulares y las agrupaciones
que han generado condiciones exitosas como el Banco de Alimentos de León, en
Guanajuato; o como la estructura de Cáritas, desarrollen sistemas efectivos y
eficaces para esta primera parte de la solución: las ayudas sociales.
En un segundo plano. Con todo respeto para el senador don Manuel Añorve,
pedirle a Ricardo Scheffield por qué han subido tanto los precios, es sugerirle que
se dé un tiro en el pie, porque jamás lo escucharán hablar mal de su patrón.
VISIÓN SUBSIDIARIA
Insistimos, con una visión subsidiariamente eficaz, los apoyos sociales tienen que
continuar, haciendo una revisión real –no electorera- del tamaño que se requiere,
al tiempo de trabajar con una enorme urgencia, en eficaces opciones para ir
disminuyendo la cultura de la dependencia de un estado o un funcionario que
encarna la figura de benefactor.
La idea pues, es que los beneficiarios de la acción social puedan contar con
herramientas, conocimientos, desarrollo de competencias y habilidades, espacios
de acción y opciones frescas e inexploradas para salir delante de su postración,
con su actitud y esfuerzo individual.
Echar a andar programas para abatir el desperdicio de insumos básicos es bueno,
pero insuficiente, lo mismo que dejar la solución integral a un esquema de
donaciones gratuitas solamente. La oferta se oye genial, pero está más que
demostrado en nuestro país y en los lugares donde campea el modelo populista,
que esa metodología no funciona. Al contrario, genera más pobreza y
dependencia del Estado Hada Madrina.
DEL DESPERDICIO
Si como sostiene el PRD, que un tercio de los alimentos producidos en México, se
desperdician en una escalada de 38 toneladas por minuto, los costos asociados
equivalen a 25 millones de dólares o el 2.5 por ciento del PIB nacional. ¿Por qué
no invertir esas cantidades, como para enseñar a la gente a salir por propio
esfuerzo y encontrar el desarrollo que hoy, es el nuevo nombre de la paz?
De no hacerlo, la profecía de este escribano se cumple: “Hoy por hoy…el mejor
negocio y más rentable, es defender a los pobres y hablar de los pobres, sin tomar
en cuenta a los pobres”