Un vaso de agua fría. Juan Pablo Adame Alemán
Ver el vaso lleno, tomarlo y pasarlo por tu boca, sentir como se activan tus papilas de inicio a fin, que el agua pase por tu garganta y dejar de tener sed. Una sensación única. Un placer tan grande.
Llevo más de un mes sin poder gozar de ese vaso de agua fría, mi cuerpo se ha ido deteriorando y por la enfermedad he perdido gustos tan simples y tan básicos como el tomar un buen vaso de agua fría.
Gracias a estos momentos hoy valoro lo simple y lo cotidiano como algo extraordinario y te invito a hacer lo mismo, a que no des por sentadas las cosas que haces cada día, te invito a que encuentres en cada acción lo maravilloso que es la vida y el regalo que significa disfrutar todos los pequeños detalles.
Hoy entro a una nueva etapa de mi vida, mis oncólogos han sido muy generosos conmigo, han puesto lo mejor de sí para curarme hasta este momento pero el cáncer no dio tregua. Toca entrar a cuidados paliativos, decidimos tomarlos desde casa, ese espacio de amor y seguridad que hemos construido Eli y yo durante nuestro matrimonio. Se que me acompañarán con sus oraciones, pensamientos y con todo el amor que me han dado hasta el día de hoy a mí, a Eli, a María, a Rodrigo y a Inés.
Estoy muy en paz, con la tranquilidad y seguridad que Dios está conmigo, que no estoy solo. Sigo disfrutando la vida como un regalo diario, hoy solo asumo esta nueva situación de mi vida con la seguridad de que el cielo me espera, pero no seré yo, ni las expectativas de vida que me dan los doctores los que tienen la última palabra. Dios sabrá el día y la hora, mientras tanto, a vivir. Disfruten de un buen vaso de agua fría por mí.