Y todavía no se ha cumplido con…
Por Rafael Morgan.- Además de los tan llevado y traído problemas del aeropuerto de primer mundo, que se quedó como uno de tercer mundo, y de llevar a México a un crecimiento del PIB de 4% en el sexenio, mismo que hasta la fecha, aun con incrementos anuales de 3% en los dos últimos años, difícilmente se obtendrá un aumento sexenal del PIB de 1%, han quedado pendientes hasta la fecha muchas otras promesas de López Obrador, que lo han puesto en evidencia como alguien que no sabe lo que hace y que ahora sí sabe que no es tan fácil ser Presidente de la República, como lo ha declarado en alguna de sus mañaneras.
Una de sus peores afirmaciones ha sido que tendría México un sistema de salud “como en Dinamarca”, para lo cual ordenó reorganizar al IMSS, acusó a los directivos de corrupción, bloqueó nuevas plazas para médicos y enfermeras, trajo “médicos” cubanos, destrozó el sistema de compra, distribución y surtimiento de medicamentos, acusó a los laboratorios y fabricantes también de corrupción, aplicó la orden de austeridad a todo el sistema de salud, léase IMSS, ISSSTE, hospitales públicos especializados y no autorizó adquisiciones de equipo y nuevas clínicas, destruyó el Seguro Popular que sí funcionaba y creó el Insabi que nunca funcionó; todo ello trajo como consecuencia la falta de medicamentos, sobre todo los más especializados y caros como los recetados para el cáncer; se restringió la posibilidad de diálisis y medicamentos para diabéticos, el IMSS quedó totalmente saturado en todos sus servicios, no hay camas suficientes, las intervenciones quirúrgicas tardan meses en realizarse y, finalmente, ha caído la calidad del servicio médico, aunque para la mayoría de los mexicanos es todo con lo que cuenta, por eso, mejor ni se protesta.
Lo peor de todo es que, ante esta situación negativa, México tuvo que enfrentar una pandemia agresiva que ocasionó miles de muertes a una tasa mayor que la de otros países similares. Hasta la fecha no hay “culpables” a quiénes exigirles este resultado.
Otras promesas de AMLO se refieren a Pemex en todo su conjunto: primero prometió no subir el precio de la gasolina, con la consecuencia que ahora se sufre con el precio más alto en la historia; se prometió rescatar a Pemex de la corrupción y sus deficiencias, para lo cual designó a un agrónomo como director, pues si como dijo, “producir petróleo es cuestión de hacer un hoyo y sacarlo”, entonces cualquiera puede hacerlo; prometió que se producirían este año un millón 900 mil barriles diarios de petróleo y sólo se producen alrededor de un millón seiscientos mil barriles al día.
Como los “neoliberales” le dejaron refinerías que sólo producían a un 40% de su capacidad, decidió construir una nueva refinería en el sureste del país, que “sólo le costaría 8 mil millones de dólares” y se construiría en tiempo récord de tres años, pero hasta la fecha no se termina, no produce y está costando más de 16 mil millones de dólares; por cierto, en esas fechas el precio del petróleo iba a la baja, la producción de energía limpia iba a la alza y se podía adquirir refinerías completas en menos de 5 mil millones de dólares. La promesa de autosuficiencia en gasolina está muy lejos.
Hoy Pemex está quebrado; según Reforma de este martes 25 de julio, Pemex está en situación de quiebra técnica pues hasta 2022 “los activos de Pemex tuvieron un valor de 2 billones 406 mil millones de pesos, mientras que los pasivos representaron 4 billones 301 mil millones de pesos”. Esto significa que existe “un patrimonio negativo de un billón 895 mil millones de pesos al cierre de 2022”.
Para Jorge Cano, investigador del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa “…aún con las transferencias millonarias de hasta 772 mil millones de pesos, entre 2019 y 2022…” que le ha hecho el gobierno a Pemex, la deuda financiera sólo ha disminuido 270 mil millones de pesos; Pemex sigue obteniendo déficit por sus pérdidas operativas y por el alto costo en intereses de su deuda financiera.
Mientras tanto, la petrolera sigue contaminando el ambiente con la quema constante de gas natural y con la enorme producción del nocivo combustóleo; el sindicato sigue exigiendo canonjías y más salarios, y no se ha podido detener el robo de combustibles en ductos (huachicol), carros tanque de ferrocarril y transporte terrestre, en una sangría sin fin. Este Presidente no ha sabido encontrar la solución a esta pérdida constante de recursos de los mexicanos. Una promesa más, no cumplida como muchas otras y es que, como todo parecía tan fácil…