YA FALTA POCO
Por Alejandro Díaz.- El confinamiento ha logrado la exasperación de muchos, la alegría de otros y una parálisis de la economía. Mientras el país (y buena parte del mundo) dejó de vivir por un trimestre, millones de familias perdieron ingresos y ahorros al verse impedidos de salir a ganarse el sustento. Los que no tenían ahorros ni forma de vivir sin el ingreso diario se arriesgaron a salir a la calle para encontrarse que apenas había clientes o personas a quienes solicitarles una cooperación.
Los ciclos económicos fueron afectados. Todos los puntos de venta, incluidas las farmacias -actividad prioritaria- tuvieron menos clientes, menos ventas y sus empleados se ausentaron más. La industria fue obligada a parar casi sin distinción y sus cadenas de abastecimiento se cortaron; paró no sólo la gran industria sino cientos de miles de micro y pequeñas empresas que las alimentaban. Muchos fueron forzados a estar en casa sin ingresos o en el mejor de los casos a media paga.
Tiendas y supermercados siguieron operando con ciertas restricciones para tener disponibles casi todos los productos. Pero ventas y utilidades bajaron para unas y otros, y por supuesto para sus proveedores. No se han dado a conocer los inventarios que pudieran dar paso a saber si habrá escasez o sólo retrasará los niveles de venta acostumbrados.
Pero ya falta poco para que termine la pandemia. Al menos en la imaginación del “Zar del Coronavirus” Hugo López-Gatell. No se cansa de repetir ya por varios meses que “en dos semanas se aplanará la curva”. Su optimismo juega a las vencidas con la realidad, y todos desearíamos que tuviera ya razón y no sea sólo un juego publicitario; la pandemia la ha manejado muy mal y sus comentarios desatinan; no convence ni a su jefe de quedarse en casa.
Ya falta poco para que la pandemia sea controlada con medicamentos o vacunas, mientras tanto no se reanudará la normalidad, ni la nueva ni la anterior. Cuando se logre contener en verdad, los esfuerzos del gobierno deberán dirigirse a la recuperación económica y a la contención delictiva. Ha sido totalmente omiso en ambos campos y los dos están ya atentando en su contra. En el primer caso su descuido le llegará, como búmeran, en forma de menos recursos disponibles, pues menor actividad económica significa menor recaudación. Permitir que quebraran 250 mil negocios no sólo llevará a un menor PIB, también a menos recaudación impositiva.
En el segundo caso -la contención delictiva- ya se vio que la política de “abrazos no balazos” no funciona. A pesar de haber liberado a varios delincuentes ilegalmente -el hijo de El Chapo entre otros- y haber reducido las detenciones de droga, la violencia sigue aumentando. El atentado al Secretario de Seguridad Ciudadana fue un golpe al centro del poder; recuerda los atentados de la ETA en la España de Franco y permite ver un negro panorama hacia adelante. Por curiosa coincidencia sucedió en el aniversario 500 de la Noche Triste.
Ya falta poco para que el gobierno se decida a enfrentar los problemas económicos y de seguridad, pero también los legales por las formas que emplea; los reveses judiciales tanto a la decisión de la Secretaría de Energía de bloquear las energías limpias como a la construcción del Tren Maya por su impacto ambiental.
Ya falta poco para que el actual gobierno colapse. Está muy esperanzado a la entrada del T-MEC que sustituirá al exitoso TLC, pero como seguimos sin enterarnos del contenido negociado de la letra chiquita lo que resulte puede ser diametralmente opuesto al TLC. Dice optimista que con su próxima visita a Washington logrará lo que se requiere. Conociendo la ignorancia y ligereza con que se toman decisiones, puede ser la puntilla. Y ya falta poco.
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